Al comienzo del verano nos hicimos una escapadita a Portugal, por la zona de Nazaré, una población en la costa de Portugal, cercana a Lisboa, muy famosa entre la comunidad surfera por ser el lugar en donde se producen las olas más altas del mundo y que hace tiempo queríamos conocer.
En la Praia do Norte se encuentra el Faro desde donde se pueden contemplar las famosas olas gigantes. Pero no vimos ni una ¿por qué? pues porque se producen en la temporada invernal, en los meses de Octubre a Marzo más o menos, aunque sí disfrutamos de las vistas, de la localidad de Nazaré y de otras poblaciones cercanas.
Estoy segura de que os preguntaréis ¿Y por qué ir a ver el lugar de las olas gigantes cuando no las hay?, pues por nada, porque no apetecía ver el lugar, nos venía bien esta escapadita y pensamos que las cosas hay que hacerlas porque sí, cuando apetece, cuando se puede, aprovechando el momento, sin más.
Esas olas se producen debido a la cercanía del cañón submarino de Nazaré, que crea una interferencia intensificando la fuerza de las olas y encarándolas hacia la playa, olas de más de 20 y hasta de 30 metros. ¡guauuu!
He aquí una panorámica tomada con el móvil desde el faro hasta la Praia do Norte y las bonitas aguas del Atlántico.
El faro se halla en el Fuerte de San Miguel, en su interior hay una buena colección de tablas de surf, donadas por auténticos mitos del mundo surfero que han pasado por estas aguas y se atrevieron a vivir el sueño de las olas gigantes.
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Imagen extraída de un reportaje del National Geographic |
El 1 de Noviembre de 2011, una ola gigante se aproximaba a esa playa y todos los allí presentes huyeron despavoridos excepto el hawiano, que ya era una leyenda del surf, Garret MacNamara, que salió corriendo en sentido contrario hacia el mar embravecido y surfeó esa ola, que era de 24 metros.
Seis años después, su récord fue batido, también en Nazaré, por el surfista brasileño Rodrigo Koxa, que surfeó una ola de 24,4 metros de altura. Se cree que en 2018 se estableció otro récord, esta vez por el surfista portugués Hugo Vau, un logro por validar de una ola de 35 metros del altura, conocida como "la gran mamá".
Desde entonces Nazaré se ha convertido en la capital de las olas gigantes y atrae a miles de visitantes, para montar las olas o simplemente presenciar esa maravilla de la naturaleza.
El Santuario de Nuestra Señora de Nazaré es un lugar que se debe visitar. Es un templo mariano del siglo XIV. La fachada es de grandes dimensiones y se eleva por encima de un terreno amplio que da cabida a peregrinos y romeros, está dominada por dos campanarios y franqueada por dos edificios: el del hospital y el antiguo Palacio Real donde se alojan reyes y altos cargos disgnatarios.
En el interior, tanto en el altar mayor como en las capillas laterales están cubiertos de carpintería dorada , que brilla entre las paredes decoradas con paneles de azulejos azules y blancos . Fueron creados en el siglo XVIII por el maestro holandés W. Van Kloet y representan escenas del Antiguo Testamento.
En las dependencias de la sacristía, techos y paredes están cubiertas por los decorativos azulejos azules y blancos tan famosos y que forman parte del legado artístico e histórico de Portugal.
Imagen de Nuestra Señora de Nazaré. Según la Leyenda, el pueblo deriva su nombre de una pequeña estatua de madera de la Virgen María, traída desde Nazaret, Tierra Santa, a un monasterio cerca de la ciudad de Mérida, España, por un monje en el siglo IV.
Situado en el barrio de El Sítio, una gran plaza situada en el punto más alto de la villa y su mejor mirador. La primera foto de todo Nazaré está tomada desde aquí.
Allí se encuentra también "La Capilla da Memória" fue construida en 1182 sobre una cueva donde, durante la época de dominio musulmán, habia una imagen de una Virgen Negra, Nuestra Señora de Nazaré y está ligada a la figura de Dom Fas Roupinho y a la leyenda de haber sido salvado de caer por el acantilado cuando perseguía a un ciervo a caballo. Agradecido por el milagro que obró la imagen de Nuestra Señora que se veneraba en una cueva cercana, Don Fas mandó construir una capilla sobre la cueva, la Capilla de la Memória.
Para combinar ambas leyendas, la del milagro de Dom Fas Roupinho en la persecución de un venado y la de ser destino del surf a nivel mundial, Agostinho Pires y Adália Alberto colaboraron para crear la estatua conocida como Verado que se erige alto en el camino hacia el faro.
Mirando al mar, el Atlántico, en el parapeto del Fuerte de San Miguel, unas gaviotas escultóricas, obra de Mário Reis, esperan nuevas olas gigantes, nuevas leyendas.