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18/10/10

La 8ª aventura del mensaje : El cerco


Los peces se habían concentrado dentro del haz de luz.

El pesquero de mayor tamaño se acercó hasta donde empezaba el reflejo luminoso y después se alejó lentamente.

Imaginé que estaría comprobando que los peces se hallaban dentro del círculo, lo mismo que imaginé que se preparaban para efectuar la pesca ya que observé que la tripulación se hallaba en la cubierta. Un marinero se subió al pequeño, el chivato, y embarcó uno de los extremos del arte, nombre que se le da a la red y de la corredera en el bote permaneciendo unido a él.

Desconocía el arte de la pesca en cerco o de cualquier otro tipo de pesca, ni siquiera sabía que se pescara de noche y aunque me había encontrado con algún pesquero tan sólo los había visto a distancia y al despuntar el alba, pero no los había visto faenar, así que estaba absorto y maravillado al contemplar las maniobras y sin ningún tipo de preocupación en el caso de que fuera arrastrado junto con los peces y acabara en las bodegas de aquel barco.

-¡Fila! –exclamó el patrón.

A esa orden, un marinero del barco mayor soltó al chivato, que se quedó estático y el pesquero se puso en marcha describiendo un círculo enorme que bordeaba al bote de luz que permanecía en el interior, hasta que consiguió llegar a donde estaba el chivato, por el lado opuesto a donde lo había dejado, cerrando así el cerco.
Y yo me hallaba dentro de él, completamente fascinado por el espectáculo.

El marinero del chivato lanzó un cabo al pesquero, en el que estaban amarrados el puño de proa y la corredera, y rápidamente los compañeros comenzaron a cobrar del cabo. El pescado quedó cercado y el bote de luz procuraba mantenerse en el centro del gran círculo utilizando los remos. Desde el pesquero empezaron a recoger la corredera con una máquina que la iba liando en un carrete enorme y el cerco se iba estrechando de tal modo que los peces se quedaban en el fondo del arte.

En ese momento tuve conciencia de que me encontraba dentro del arte. Los peces se agolpaban, chocaban contra la botella dándole coletazos y se golpeaban entre ellos en el inútil intento de escapar, mientras se veían arrastrados hacia el pesquero sin remedio, igual que yo.

Ya cerca de él, a medida que recogían el arte colgaron uno de sus extremos en el mástil con ayuda de una máquina llamada halador y en el otro extremo estábamos el banco de peces y yo, totalmente apelotonados y a merced de los pescadores.

-¡Son boquerones!- gritó uno de ellos.

-¡Mierda!- gritó otro –poco vamos a sacar con ellos.

-Calla, Rubio- dijo el patrón –el banco es grande y los boquerones tienen buena venta. ¡Buen trabajo, Rodri!- gritó con fuerza para que toda la tripulación lo oyera, dirigiéndose a uno de los dos hombres que habían dirigido el bote de luz, que acababan de subir a cubierta.

Sentí una pena inmensa por aquellos boquerones, que ya empezaban a desesperarse al sentirse fuera del agua y que iban siendo sustraídos del fondo del arte con el salabre, que es una enorme bolsa de red con un mango y con una habilidad increíble los iban depositando en la cubierta del pesquero.

Varios de los pescadores depositaban el pescado en unas cajas de madera seleccionando el tipo de peces, boquerones en su mayoría, pero entre los que se encontraban lubinas, jureles y sardinas, que apartaban por especies con gran habilidad así como devolvían al mar aquellos ejemplares que eran demasiado pequeños, una buena manera de asegurarse futuras capturas. Otros les tiraban hielo a palazos y otros iban apilando las cajas en el otro extremo de la cubierta.

Nadie advirtió mi presencia, ni cuando fui subido a bordo ni al depositarme en una de las cajas contenedoras, quedé al cobijo de los boquerones que aún seguían dando coletazos.
Continuará...
* Leer capítulos anteriores : El mensaje

12 comentarios:

  1. El mensaje va encajando su destino (en la caja de boquerones).
    Me he sentido un boquerón más o, mejor dicho: un boquerón menos.

    Saludos.

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  2. En ese momento tuve conciencia de que me encontraba dentro del arte. Bonita frase, me ha transmitido sensaciones muy fuertes.

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  3. Que historia más bien narrada, desde luego te has documentado en el arte de la pesca y has sabido hilvanar los conceptos con mucho ingenio.

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  4. Javier, el mensaje aún puede ser una caja de sorpresas!!
    Y los boquerones van muy bien para el Hambre y los juegos de palabras que nos gastamos ¿verdad?, boquerones frescos y frases jugosas.

    Un besito.

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  5. Drea, a veces no somos conscientes hasta que ya es tarde y en cambio en otras ocasiones las vemos venir!!

    Mil besos, guapa.

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  6. ¡Ei, Pixel, ya me vas conociendo!, investigar sobre un tema que desconozco es lo que más me apasiona.

    Efectivamente, para describir el arte del cerco, he tenido que averiguar en que consiste y como lo realizan, ha supuesto más trabajo pero ha sido muy gratificante.

    Mil besos ^_^

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  7. Al cobijo de los boquerones, me gusta. Besos plateados

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  8. No tenía ni idea de todas estas palabras que se emplean en la pesca... arte, salabre, fila, halador... además de aprender me ha entrado hambre jajaja me voy a cenar...

    Un beso con sabor a sardinas en aceite jajaja

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  9. Pues vivan los boquerones, Elvira!! que dan cobijo y además están buenísimos.
    Yo los preparo escabechados "pa chuparse los dedos" y eso que no soy buena cocinera.

    Tus besos para mí son de oro, guapetona.

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  10. Jajaja, ni yo tampoco hasta ahora!! me he informado para esta aventura pesquera en la que me he metido.
    Fandestéphane, mira que eres malo, ya me ha entrado hambre ¡yo también me voy a hacer la cena, ea!

    Petons amb sabor mariner!

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  11. Al tiempo que nos instruiste en el duro y fascinante arte de la pesca nos vuelves a dejar con todo el misterio intacto... ¿Volverá de nuevo el mensaje al agua? Uummm, a la espera de una nueva entrega quedamos. Magnífica, como siempre, esta nueva aventura. Felicidades, Montse.

    Besos.

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  12. Gracias Kine, por tus palabras y tus ánimos, pero ya me estoy preguntando si tanta aventura no resulta demasiado pesada ¡igual ya estamos cerca el final!. La verdad es que ni yo misma lo sé, jeje..

    Besitos!

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