Otra vez esa sensación...

La sensación del amor la han definido como "tener mariposas en el estómago" y siempre he creído que es una buenísima definición.

Reconozco, desde aquí y públicamente, que soy una persona afortunada...

Yo paso a recoger a Josep Mª, mi marido, cada día. Como que siempre llego antes y le tengo que esperar, paro el coche (mi pequeñín, que así lo llamo) en una esquina y me armo de paciencia ¡a veces es poco puntual!.
Hay ocasiones en que desde dentro del coche no tengo una buena visibilidad, ya se sabe, por alguna furgoneta grande o lo que sea, el caso es que apenas puedo ver si por la calle de enfrente viene o no, y sólo distingo las cabecitas de los transeuntes que se acercan a lo lejos.

Tan sólo necesito divisar media cabeza suya para saber que es él. Conozco su manera de caminar y puedo distinguirla perfectamente, igual que sé si está contento o preocupado. ¡Y es que son muchos años!

Y es entonces, justo en ese momento, cuando siento por dentro, no sé si son mariposas ni sé si es en el estómago precisamente, una sensación que me resultaría difícil de describir, aunque se parece muchísimo a tener mariposas en el estómago.

Supongo que sentir esa sensación, que no deja de sorprenderme, es lo que me hace pensar que el amor va más allá del tiempo y del espacio e incluso más allá de nuestra propia comprensión y que es lo más hermoso que podemos experimentar en la vida.

Todos necesitamos ser amados, pero mucho más necesitamos amar, ya que el amor es lo más auténtico que podemos dar.

Esta radiografía me la ha enviado Viatger de Històries de Viatger, después de ver la entrada de la enfermera y el médico, y además de agradecerle su regalo, me gustaría resaltar una preciosa frase que tiene en la cabecera de su blog, que desde siempe me ha gustado y que dice así :

"Lo que al final llena la vida es tener la oportunidad de poder dar mucho de uno mismo a los demás" P.Theillard de Chardin.