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18/9/14

Pigmentada

Obra de Michael Créése

No había nada ante mí.
Cuando pude conseguir abrir los ojos no vi más que el vacío ocre y melocotón del color del lienzo hasta su final, del que apenas me separaban unos centímetros. Más allá estaba la nada, la ausencia incolora, la noche profunda del principio o el fin.

Mis labios, aún entreabiertos, intentaron articular palabra pero no pudieron, frustrando mis ansias de gritar. Ellos no reaccionaban a mis órdenes y sentía inmanente tirantez en las mejillas y en el cuello que me producían una sensación de absoluta inmovilidad.

No tenía orejas, no podía hablar y apenas veía, sin embargo, podía sentir.

El olor, esa emanación que me llegaba al olfato mezcla de aceite y trementina, me envolvía de tal modo que embriagaba mis sentidos y mi conciencia aturdida aún por el impacto de mi auto descubrimiento, imploraba inútilmente que me sacaran de esa viscosidad antes de perderme para siempre y quedar incrustada en la tela, seca y acabada.

Acababa de darme cuenta de quien era, o mejor dicho, qué era. Yo no era real, era una pintura incompleta, una mujer pigmentada, un montón de trazos coloreados en un pedazo de lino a manos de un artista. Lo acepté con naturalidad e incluso con agrado.

Mis cabellos eran pinceladas de añil y púrpura que surgían de mis doradas sienes, a los que aún le faltaban algunas capas más de óleo, a juzgar por la humedad que notaba en la nuca. Las curvas de mi perfil era suaves y elegantes, los rasgos muy femeninos, la mirada perdida me daban un aire enigmático y el oscuro maquillaje de los ojos me favorecían.

No podía verme, pero me sentía hermosa.

Tal vez no estaba tan mal ser una mujer pigmentada, tal vez, incluso, podría llegar a alcanzar fama y reconocimiento. Me fascinaba la idea de estar expuesta en las mejores galerías de arte del mundo y ser contemplada por miles o millones de miradas de admiración, que ignoraban mi trascendencia en la delicada línea que separa lo imaginario con la realidad.



8 comentarios:

  1. As pessoas entram em nossa vida por acaso, mas não é por acaso que elas permanecem.
    Lindos dias de outono!
    Beijos Marie.

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  2. ¡Vivan los experimentos literarios! Por suerte yo sí puedo hablar, y escribir, y así decirte que me ha gustado :)

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    1. Pues me alegro que te gusten mis experimentos, Juanra!
      Mil besos.

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  3. Me encanta este cuadro. Me encantan sus colores y sus trazos indefinidos que lo definen todo. Y me encanta tu relato con matices Kafkianos (o de Millás en nuestro país). El conjunto es de una gran belleza y sensibilidad.

    Besos.

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    1. El cuadro fue lo que me inspiró el escrito Millasikafkiano, por los colores, la perfecta definición del perfil y la absoluta indefinición del resto. Hay imágenes que transmiten tanto!!
      Muchos besitos.

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  4. La pintura preciosa pero el relato no tiene nada que envidiar. Me ha resultado original.

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