Quizá esta imagen no debería estar aquí.
Esta es la última imagen que mi cámara aptó el domingo, antes de volverme a la ciudad.
Es el paisaje que veo desde mi jardín y en este "y sin botánico" (isensebotanic) no era mi intención hablar ni de plantas ni de naturaleza, que para eso ya está el otro blog, este espacio era para hablar de mí, de lo que me gusta y de lo que me hace feliz y compartirlo.
Y estos últimos días que mi inspiración parece haberse sumergido en las profundidades, que el tiempo tengo que robárselo al sueño, que voy buscando la luz al final del túnel... en estos días quería que viérais lo que yo veo y que compartiérais lo que sentí el domingo mirando este paisaje, justamente este y no otro, por aquello que una imagen vale más que mil palabras.
Sentí que el día se acababa, habría llegado a su fin justo en el momento en que los últimos rayos de sol se perdieran en el infinito escondiéndose detrás de la montaña. Igual que cuando sabemos que ha llegado el momento de decir adiós y a pesar de que odiemos esa despedida, debe ser así. La oscuridad se apoderará del cielo, la noche se cernerá sobre nosotros, no nos dejará ver el paisaje y el dolor nos acompañará a oscuras y en silencio.
Ya nada será como hoy, será otro día, será diferente, pero no será como hoy.
Hoy ya se acabó.
Y sé que habrá un mañana y un pasado mañana y que cuando mire otra vez al cielo en un atardecer como hoy, recordaré este momento mientras una lágrima resbalará tímidamente de mis ojos.
Lo único que me reconforta es saber que el tiempo todo lo pone en su lugar.
Montse, sí debe estar aquí esa imagen, y así podemos compartir tus paisajes, y leyéndote también compartimos tus emociones y sensaciones.
ResponderEliminarSi sigues por mucho tiempo en las profundidades y no ves la salida del túnel, no tendré más remedio que enviarte un manual de supervivencia y un tuper con provisiones. Pero no creo que sea buena idea, o sea que tu misma, sal yá!! que nos tienes que alegrar los días.
Y tus palabras valen más que mil imágenes, y esa lágrima que resbala por tu cara no te ha de preocupar, pues las lágrimas más amargas son las que no se derraman.
Un petó molt fort
Espero que sea lo que sea no acabe con tu espíritu combatiente, enérgico y dulce.
ResponderEliminar¡Guapa! Estoy contigo, ahí, viendo ese atardecer, y cuando ya está oscuro también.
ResponderEliminarBesos y un fuerte abrazo, Montse
Muy bonito Montse.
ResponderEliminarGracias por tus palabras Fandestéphane y por tu manual de supervivencia y por tu salero ¡que mira que tienes salero!
ResponderEliminarMe ha gustado compartirlo con vosotros, esa gran familia que formamos en la que hoy uno, mañana el otro estamos tristes o contentos según vengan las cosas y ¡qué es bueno abrir los sentimientos con los amigos!.
"Las lágrimas más amargas son las que no se derraman" tremenda frase la tuya ¡y que cierta!, que cuando ya te las enjuagas y te limpias los mocos se te alivia el corazón pero cuando no...¡Uf!
Mil besos.
Drea, lo que es ya lo sabéis casi todos, es por mi madre que está sufriendo un bajón y aunque no era mi intención al final no he podido evitar traspasar mis sentimientos aquí.
ResponderEliminar¡Ya volveré a ser la de siempre!
Después de la tempestad vuelve la calma.
Un beso, guapa.
Muchas gracias Elvira por estar ahí, con tus ánimos y tu apoyo.
ResponderEliminarLos atardeceres tienen eso, son bellos y tristes a la vez.
Besitos!!
Gracias Gargon, me alegro que te guste.
ResponderEliminarTu haces unos paisajes increíbles, unos lugares casi mágicos que transportan y aunque sean una ilusión en tres dimensiones son tan auténticos como este. La imaginación puede ir más allá de la realidad.
Un beso.