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31/8/09

Volver



Esta noche dejaré mis noches de luna, mi mullido árbol de verdes hojas, mis mañanas de cielo azul y mis vacaciones para volver a la ciudad con sus farolas frías, el ruido ensordecedor de los coches y la carrera contra reloj del día a día.


Cual pajarillo, mi lugar está allí, encima de un árbol que se alza intentando tocar el cielo.

Desde cualquiera de sus ramas, por las mañanas, se filtran los primeros rayos de sol y las hojas adquieren múltiples variables de tonos verdes y amarillos.

El trinar de mis compañeros que ya desde el alba empiezan su canto, me acompañan. Mantenemos largas conversaciones y alguna que otra discusión sobre el reparto de alimentos, aunque cada uno tiene marcado su territorio y existe respeto.

El día avanza sin tiempo.

Acercarse hasta el río para refrescarse con sus aguas, que frescas y cristalinas resbalan por entre las piedras formando escalones de distintas alturas, es todo un placer que disfruto con alegría.

Al atardecer, una suave brisa mece la rama en donde estoy encaramado y el crepúsculo vuelve a alegrar mis ojos con sus mágicos colores.

La luna, brillante y rodeada de las estrellas que perece que bailan a su alrededor, culminan el día.



Volver a ocupar una farola que aún conserva los excrementos de los que pasaron antes que yo o bien posarse en uno de los árboles del parque, de hojas mustias a causa del calor del mediodía y la contaminación.

Volver a pelear por unas migajas de pan seco que una anciana deja en la plaza del barrio. Las palomas son expertas en este oficio y siempre tienen más suerte que yo, que me he de conformar con los últimos bocados de su banquete.

El incesante ir y venir de los coches con el estruendo de sus motores que arrancan y paran, arrancan y paran, al compás del semáforo y que desde antes de que salga el sol hasta altas horas de la madrugada no descansan ni dejan descansar.

La gente camina con mucha prisa, lanzando miaradas esporádicas a las menecillas de sus relojes mientras el día avanza inexorable. Con tanto ajetreo penas se percatan de mi presencia ni les llega mi canto.

Volver a buscar a la luna, que se asoma tímidamente entre los altos edificios y las avenidas iluminadas con luz artificial, es la tarea con la que acaba el día, y entonces, cansado, cierro los ojos.

22 comentarios:

  1. No se podía explicar mejor.

    petons,
    Viatger.

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  2. He venido a pasear por tu casa para darte las gracias por tus cálidas palabras.También me he dado una vuelta por tus blogs y son de lo más interesante.

    "El día avanza sin tiempo."
    En muchas ocasiones cuando me levanto me digo:Hoy el día será mío.Y cuando llega la noche me pregunto:¿Adónde se ha ído?"

    Besos.

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  3. Muy emotivo. Precioso. No dejas de sorprenderme, todo se te da bien.

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  4. Muchas gracias por tus palabras, Gargon.
    Un beso!!

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  5. Viatger, seguro que se puede explicar de mil maneras mejores pero ésta es la que refleja todo mi sentir.
    Viniendo de tí, es todo un elogio.
    Petons!!

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  6. Francisco, agradezco enormemente tu visita y que te adentres en mi pequeño mundo en donde la fantasía y la realidad se mezclan, como se mezclan el día y la noche y un día tras otro día.

    ¿A dónde va?, pues al cajón de los días pasados!
    Un saludo.

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  7. Muchas gracias, Drea, pero hay muchas cosas que no se me dan bien por mucho que lo intente, como tus macros por ejemplo, jeje!!
    Besitos, guapa.

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  8. Me ha encantado tu relato, pajarillo! Muy poético. Besos

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  9. Es curioso... de pronto cai en la cuenta de muchas cosas que podrían pensar los pájaros de nosotros. Es interesante eso de cambiar el foco de atención, sacarlo y ponerlo en boca de otros, de otra especie, de pronto te das cuenta de lo que podrían pensar de nosotros, pero también de que ... sus cosas, lo que piensan de su árbol, los excrementos de otros, etc etc, bien podría ser una lectura subliminal de nuestras propias vidas .Al final el ADN va a tener razón y va aresultar que no somos tan distintos del resto de especies...

    Muy interesante lectura, y la foto: impagabe, imagino que es un fotomontaje, pero da igual, es genial

    ^_^

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  10. Precioso, Montse, poético y fotográfico. Lamento que tu corazón de pájaro haya tenido que dejar su rama, seguramente ella también ha quedado triste. Ahora, a trinar en el cemento esperando la vuelta al paraíso. ¡Que sea prontito!

    Un beso, guapa.

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  11. Me alegro de que te guste, Elvira.
    Ahora "este pajarillo" está encerrado entre carpetas, papeles y archivadores ¡Uf!

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  12. Femme, nadie como tú para entenderme y nadie como tú para explicarlo tan bien.

    Meterse en la piel de otro es como leer, que te sumerges en el personaje y vives su vida y tratas de imaginar lo que siente.
    Pienso que todo ser vivo forma parte del mismo mundo, no sé si los animales o las plantas piensan pero estoy segura de que sienten.

    Je,je, la foto no es mía, pero le va que ni pintao ¿verdad?
    Besos, preciosa.

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  13. ¡Hola Nina!
    No sabes las ganas que tenía de que volvieras, en el buen sentido se entiende, espero ya hayas disfrutado mucho estos días de vacaciones.

    Mi corazón no sé si es de pajarillo, pero en cuanto llegue el viernes me vuelvo al paraíso,jeje! ¡Y nada de estar triste!

    Muchos besos!

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  14. Mare meva.........sin palabras.........
    Gracias!!

    Olisa.

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  15. Hola Olisa, gracias por tu nueva visita!
    Un saludo.

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  16. Montse, un saludo.
    Te leo, que lo sepas, pero estoy bajo y no tengo humor.

    Besos

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  17. Muchas gracias, Kato, eres un encanto.
    Muchos besos.

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  18. ¿Cómo que bajo?
    De eso nada, Fandestéphane, nada de nada, que no quiero yo que estés triste!!!
    Mira, te voy a contar un chiste...

    "Era un hombre tan bajo, tan bajo, tan bajo, que se sentaba en una moneda y aún le colgaban los pies"

    ¡Venga esa sonrisitaaaaaaa!
    Mil besos.

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  19. Montse gracias, por tu apoyo y los mil besos.
    Me ha gustado tu relato. El día avanza sin tiempo... Que avance rápido Montse, que avance...
    besos agradecidos

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  20. Realmente precioso!!

    Besitos y amor.

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