Pequeña genio

- ¿Y tú quién eres, que apareces aquí en medio del desierto?

- Soy un genio

- ¡Oh, estoy alucinando! Sin duda tantas horas en este maldito lugar me ha absorbido el cerebro y ya tengo alucinaciones.

- No, de eso nada. No soy ninguna alucinación, soy real.

- Pero si eres muy pequeña...

- ¿Acaso el tamaño importa?

- No, bueno, no sé. ¡Y yo qué sé! Mira, seas lo que seas, dime lo que tengas que decirme y luego te largas por donde has venido, porque no soporto más esta situación. Estoy sediento, hambriento, cansado y desesperado ¿entiendes?. Pero ¿qué me está pasando? ¡me estoy volviendo loco!

- Por eso estoy aquí, para ayudarte.

- Ja!, y ahora me dirás que te pida un deseo...

- Exacto

- Yo flipo, esto debe de ser un sueño. ¡Qué digo un sueño, es una pesadilla!... Y yo aquí, hablando con una enana que dice ser un genio y que le pida un deseo ¡como en los chistes! ¿Oye, esto no será una broma?

- Venga, atrévete, pídeme un deseo

- Quiero salir de aquí, ahora mismo.

- Eso no te lo puedo conceder.

- ¡Mierda, lo sabía! Me has engañado ¿no has dicho que estabas aquí para ayudarme? pues eso, que quiero salir de aquí ¿o es que no te has dado cuenta de donde estamos?. Mira pequeña, por si no te has enterado esto es un desierto y moriré de sed si no me sacas de aquí enseguida, así que venga ya puedes empezar. ¿Eres un genio o no?

- Esto no es un desierto, es tu desierto.

- ¿Qué?

- Este lugar es a donde has ido a parar después de abandonar a tu familia, a tus amigos, a tus compañeros de trabajo, a tus vecinos, a tus maestros, a tus amantes, a tu patria y a tí mismo. Y permanecerás aquí hasta que puedas comprender que el camino de la vida no se hace en solitario porque sino se convierte en el desierto de tu soledad.