GREENWICH

Me hacía muchísima ilusión ir a Greenwich, el lugar donde convergen los dos hemisferios y donde se halla el origen de la hora meridiana a partir de la cual se calcula la hora en todo el mundo.

Si nuestro viaje a Londres ya fue algo fuera de lo corriente y en los días que estuvimos fueron varias las peripecias que nos ocurrieron, el día que estuvimos en Greenwich fue una auténtica odisea, de aquellas que fastidian cuando ocurren y luego se cuentan a todo el mundo como una anécdota divertida.

El viaje lo hacíamos Josep Mª, yo, nuestra hija y mi madre ¡ya os podéis imaginar! tres generaciones con gustos opuestos vagando por Londres.
Hicimos unos pactos antes de partir, para evitar discusiones "in situ", así que cada uno hizo una propuesta de algo ineludible que quisiera ver.

Esther, que entonces era una jovencita de 13 años, evidentemente quería ir de tiendas y muy especialmente al megastore "Virgin" de música.
A mi madre le parecía divertidísimo ir a tomar el té a algún sitio elegante, eso sí a las cinco en punto.
Yo, como ya he dicho, quería ir a Greenwich y como quedaba algo lejos del centro no querían ir. Insistí mencionando que en esa misma población se encuentra el Cutty Sark, uno de los últimos veleros construídos tipo clipper, y el Museo Marítimo Nacional, algo que a Josep Mª le podía fascinar y así les convencí.

Tuvimos dificultades para llegar hasta allí, primero a ver el Cutty Sark y después para tomar un bus que nos acercaba a "Old Royal Observatory", y digo "acercaba" ya que el bus nos dejó bastante lejos, mucho antes de la entrada del Parque, el cual tuvimos que atravesar. Las dos, nieta y abuela, se quejaban por el camino, todo subida, ya que el observatorio se encuentra en la cima del parque. Pero yo estaba dispuesta a llegar hasta allí a toda costa y como soy muy testaruda, lo conseguí.

¡Por eso se me ve tan contenta en la primera fotografía!

¡Y aquí me tenéis! Con un pie en oriente y otro en occidente, como era mi ilusión.... en el mismísimo meridiano cero.

Luego estaban encantados de haber podido ver este lugar, ya no tan sólo por su significado sino por el Observatorio en sí, que tiene el Museo de Astronomía y Navegación y desde el que se tiene una vista panorámica increíble.

A la vuelta se nos hizo un poco tarde para comer ¡Y eso que teníamos la hora encima! y cuando llegamos de nuevo a Greenwich todo estaba cerrado y no pudimos encontrar ningún restaurante. Vimos un bar que tenía un cartel en la entrada que ponía "fisch and chips" y pensamos ¡estupendo!, vamos a comer pescado con patatas.
No sé si por nuestros escasos conocimientos de inglés y los de Esther (en el cole me decían que iba muy bien), o porque al parecer habían cerrado la cocina, es caso es que al cabo de una hora, y no me quedo corta, nos sirvieron unas salchichas tipo frankfurt con huevos revueltos y, eso sí, patatas fritas.
Nos lo comimos sin rechistar, que había hambre, y pronto sería la hora del té.