Esto es lo que yo llamaría puro amor, amor de naranja.
¿Qué tal si una mañana te levantas, vas a la cocina y encuentras encima del mármol a una naranjita en esta actitud?
Preparada y dispuesta a ser sacrificada ante el exprimidor para satisfacer tu necesidad de ese estimulante "zumo natural" que te gusta tomar por la mañana.
No sé vosotros, pero yo pensaría que la naranja me quiere y que tal es su amor que no duda en sacrificarse por mí.
Me encantan tus reflexiones...
ResponderEliminarEs perfecto el comentario que haces con una simple naranja y muy buena reflexión como dice Drea. Tienes alma de escritora.
ResponderEliminarMuchas gracias, Drea.
ResponderEliminar¿Verdad que da penita verla así? ¡pobrecita!
Muchas gracias, Marise.
ResponderEliminar¡Qué más quisiera yo que ser escritora!
Montse, eres una escritora en toda regla, en serio.
ResponderEliminar¡Ay, Drea, que me salen los colores!
ResponderEliminar:D tu haces que miremos diferente todo :D
ResponderEliminary eso me recordó a la media naranja :D
¡La media naranja!
ResponderEliminarSí, Kato, es cierto, un amor así es lo que queremos.
Tú también ves con la dulzura del corazón.