"Lake George" obra de John Frederick Kendett |
Abandoné mi sillón para adentrarme en las nebulosas aguas del lago de mis sueños, un paraíso perdido en los rincones del territorio inexplorable y apenas perceptible de mis anhelos, aquellos que surgieron un día y se quedaron por cumplir.
En ese paisaje, entre la orilla y el infinito, imaginé su imagen en las sombras, podía sentir sin ver su inquietante y al mismo tiempo placentera presencia, se filtraba entre las meticulosas pinceladas de un bosque otoñal de trazos perfilados, ocres y marrones, blancos y grises.
El monstruo imaginado dejó de ser la antigua amenaza, fría y oscura, de lo que quise ser y no fui, dejó de esconderse y salió a ver el día imponiendo su serenidad con sus tonos y reflejos bucólicos que bailan a la vida y borra los recuerdos.
Aguas tranquilas y reflectantes se deslizan dulcemente hacia la eternidad, donde cielo, agua y paisaje se funden en un abrazo mortal mientras las estrellas juegan, ajenas a lo humano e inmersas en dulce melodía, al ajedrez del mundo en cada atardecer.
Ya dejé de soñar con aguas añiles, ahora son mis dibujos un paseo, puerta a la eternidad, en ese otoño disuelto en la atmósfera de lumínico efecto, soles de invierno y lunas de plata, estrenando colores nunca vistos, enamorándome de su efecto luz.
Nada será igual después de todo, hay un final lleno de esa luz lo mismo que hubo un principio y así, llegado el momento se cerrará el ciclo, se cumplirán mis fantasías de armonía y podré descomponer el color de mi mar en un espejo, se limpiará el silencio, se fundirá en un todo y en un nada.
Cuando todo acabe me tendré que ir y nadie lo entenderá.
Un soliloquio frente a una pintura, una inspiración que aflora sentimientos. Gracias y abrazos
ResponderEliminarMe alegra que te guste, Ester.
EliminarAgradecida yo. Mil besos.
Tu descripción, la imagen y ese final de nadie lo entenderá, me hace recordar que en casa, la de mi niñez, habia pequeños cuadros en un pared parecido a esta imagen otoñal, con un efecto parecido de luz; era niño y me pasada ratos muertos intentando imaginar qué historia habia detrás de la pequeña "ventana", un mundo hermoso que contrastaba con lo prosaico del día a día y del que solo un pequeño retazo se filtraba en aquellos cuadros
ResponderEliminarJoaquín, estoy contenta de haberte traído recuerdos de tu infancia, momentos siempre mágicos de nuestra vida. A mi el arte siempre me inspiró, miro y abro mi corazón para expresar lo que siento.
ResponderEliminarMuchos besos.
Ese cuadro está lleno de luz y armonía. Un beso
ResponderEliminarHay obras muy inspiradoras y este cuadro es una de ellas, me gustó para ilustrar mi texto.
EliminarMuchos besos.
Melancólico relato todo cambia. El cuadro enamora al igual que tu relato uno piensa cuando ve belleza. Te mando un beso.
ResponderEliminarMe alegra que te guste.
EliminarMuchos besos.
El texto es precioso, pero yo quería ver el Lago George sin bruma, así que me he ido para allí.
ResponderEliminarGracias por el enlace, la verdad es que el Lago George no se ve igual ahora que cuando Kendett lo pintó.
EliminarMuchos besos.
Buenas tardes, estimada amiga, después de una larga parada ya de nuevo por estos lares y con ganas visitando poco a poco a todos los amigos.
ResponderEliminarQué gran inspiración la aportada por ese bello cuadro. Tus palabras ofrecen bellos recuerdos.
Un gran abrazo querida amiga.
Estoy contenta de que te animes a volver a tus blogs y a visitar a los amigos ¡te echamos mucho de menos, Juan!
EliminarMuchos besos.
Querida Montse maravilloso tu texto y bien acompañado. Me encanta. Besinos y abrazos.
ResponderEliminarMe encanta que te gusten mi texto y la delicada pintura de ese hermoso lago.
EliminarMuchos besinos, guapa.
Los cuadros inspiran emociones reales que solo necesitan palabras que las expresen, como tu has hecho. Enhorabuena y mi abrazo.
ResponderEliminarEl arte siempre me ha inspirado y estoy contenta de que te guste mi escrito.
EliminarUn beso grande, Sabius.
Estimada amiga, después de varios meses de inactividad, ayer te visité, pero veo que no está mi comentario igual no le di a publicar, no obstante te vuelvo a dejar el comentario.
ResponderEliminarUn bellísimo texto que acompaña a la no menos bella imagen otoñal con una sorprendente iluminación.
Un gran abrazo querida amiga.
Amigo Juan, es que tenía la "moderación de comentarios" que la pongo para los juegos, ya sabes, que debía quitarla pero lo olvidé ¡y mira que bien que así tengo tu visita dos veces!
EliminarMuchos besos y abrazos.
Me he quedado prendada del texto, y el cuadro es de una belleza impresionante, emana emociones, esa bruna que atrapa...
ResponderEliminarVengo retrasada pero aquí estoy. Ya te digo que hay cosas que Bloguer no me permite hacer, aviso. No es para siempre, pero me fastidia y no lo puedo arreglar. Me podría condenar a no participar y eso lo lamentaría mucho, ya sabes lo entusiasta que soy con tu blog... en fin, espero que más o menos consiga algo para permanecer.
Buen finde.
Un besote.
Amiga, me alegra saber que te gusta mi texto y el bello cuadro y te agradezco mucho que hagas lo posible por seguirme a pesar de las dificultades que Bloguer hace contigo y con muchos de nosotros, a mi me hace cosas raras también pero no tanto.
EliminarMuchos besos y feliz finde ¡el lunes hay juego, jeje!
Un escrito precioso inspirado en esa pintura, me ha gustado mucho. Besos.
ResponderEliminarTeresa, estoy contenta de que te guste y de que seas seguidora desde hace muchos años de mis blogs, de este y de otros.
EliminarMil besos, guapísima.