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31/10/22

Viaje a Presea

 


Llegué a la estación con el tiempo justo, como es habitual en mi, con prisas y sin haberme acabado el bocata que aún llevaba en la mano, junto con el móvil, mientras trataba de limpiarme la mayonesa que me resbalaba por la comisura del labio y con la otra mano arrastraba mi maleta de finde. Fue mucho después cuando tuve conciencia de algunos pequeños detalles que, de haberlos visto, me habrían proporcionado alguna pista sobre lo que estaba a punto de suceder.

Subí a mi tren, tomé asiento y me puse los auriculares dispuesta a relajarme con mi música para no escuchar las conservaciones ruidosas o el trajín de los viajeros que habían llegado, que no eran muchos y que ya estaban todos acomodados. Apenas acabé el bocata, el tren se puso en marcha.

Pasó tiempo, sin embargo parecía que el tren no avanzaba, me aburría y me dediqué a echar un vistazo a mi alrededor, mientras sonaba uno de mis temas favoritos que casi estuve a punto de cantar a grito pelado, pero me contuve.

Al fondo del pasillo, un hombre había reclinado la cabeza sobre el cristal e iba dormido o con los ojos cerrados, yo traté de imitarle pero no lo conseguí y abría los ojos de vez en cuando.  Al otro lado, una señora mayor algo regordeta y con el cabello blanco, llevaba un cuaderno y un boli con el que va apuntando algo, deduje que hacía crucigramas o sudokus y un poco más allá, una pareja de jóvenes que iban discutiendo. El ruido de una lata de refresco al abrirse me hizo voltear la cabeza y ver que había tras de mi, un joven leyendo un libro del que no pude ver el título.

-¿A dónde vas?- me preguntó
-A Beget
-Hum, no conozco ese lugar- dijo -¿Por dónde cae?
-Por Camprodón ¿Y tú?
-¡Ahhh, por Camprodón! no lo conozco. Yo voy a Persea o Presea, no sé muy bien, no soy de por aquí.

Montse Fotoblog : Beget

Se llamaba Juan y estuvimos conversando un buen rato, pero no pude averiguar el título del libro que leía, el motivo de su viaje, de donde venía ni a donde iba, porque eso de Presea o Persea no me sonaba de nada y yo conocía la zona muy bien, eso y que el tren no había hecho ninguna parada todavía a pesar del tiempo transcurrido, me hizo pensar que podría haberme equivocado de tren.

-Discúlpeme, señora. ¿Usted sabe adónde va este tren?- le pregunté a la señora mayor de los crucigramas.
-¡Ojalá lo supiera!
–¿Cómo que no sabe?
–Pues que no lo sé, no lo sé… Subí aquí a la fuerza, distraída y llevada por la muchedumbre. Yo iba a Santa Pau y ahora no tengo idea adónde voy.
–Pero alguien debe saber –dije con angustia.
–Espero, espero –dijo, y volvió a ocuparse de su cuaderno.

En este punto todo era muy raro y me dispuse averiguarlo, así que pregunté a los demás pasajeros y lo extraño es que ninguno de ellos sabía a dónde iba el tren ni fueron demasiado exactos con los lugares que supuestamente eran su destino. La pareja no hablaba bien el idioma y me costó entenderles, imaginé que fácilmente podrían haberse equivocado de tren, que era lo que seguramente me había pasado a mi. El señor dormido, al que desperté, me dijo que sus hijos lo subieron al tren y le aseguraron que el revisor ya le avisaría cuando llegara. ¡El revisor, eso, tenía que encontrar al revisor!.
Recorrí todo el vagón y no había nadie más en él y cuando me dispuse a ir al siguiente, el tren se sumió en un negro y largo túnel, todo quedó a oscuro y en silencio. Cuando el tren salió por fin a la claridad no había más vagones y el que daba al departamento del maquinista, no tenía puerta alguna, sólo una plancha metálica infranqueable. 
Me pareció todo surrealista, era imposible que fueran en un tren sin que ninguno de los seis únicos pasajeros que llevaba supieran el destino. Volvió a su asiento, tomó el móvil para buscar información o hacer una llamada de auxilio o algo así, pero estaba sin cobertura y mirando por la ventanilla vio que pasaban cerca de un pueblo, sin nombre y sin detenerse, luego por fábricas y naves industriales, por campos de cultivo, por una estación abandonada con las vías cubiertas de hierbajos por el paso del tiempo y en medio de la nada.
¿Se estaba volviendo loca? Ante esa incertidumbre tuvo una crisis de ansiedad y estalló en sollozos, justo en el momento en que el tren entraba en un túnel. Sintió que le latía el corazón con fuerza junto con hormigueos en el estómago y una extraña sensación de vacío absoluto. No podía abrir los ojos, a pesar de que sintió la claridad en su rostro al haber salido de la oscuridad y darse cuenta de que el tren bajaba la velocidad lentamente. Finalmente, el tren se paró, en medio de un silencio aterrador.
Montse Fotoblog: Estación de Francia Barcelona

Cuando me atreví a abrir los ojos, me encontraba en una estación desconocida. Miré alrededor y en el vagón no había nadie, giré la cabeza para ver a Juan y su asiento estaba vacío, sólo había en él su libro y entonces pude leer el título "Viaje a Presea". Recogí mi maleta y salí al vestíbulo. 
-¿Dónde estamos?- le pregunté al empleado que estaba en la puerta.
-En Presea- le dijo.
-¿Y ya han bajado todos los pasajeros?- quiso saber -¿La pareja y la señora mayor?
-No había ninguna pareja, ni señora mayor
-¡Eso es imposible! ¡Yo he hablado con ellos!- dijo -Y con el joven que venía sentado tras de mi, incluso con el señor que iba dormido siempre ¿lo han podido despertar?
-No, nosotros no despertamos muertos
-¡Pero qué dice!
-Si, mucho me temo que ha viajado en el vagón fantasma- y pasó a explicarle: 
Al parecer hubo allí unos asesinatos relacionados entre sí. Una señora fue hallada muerta en ese vagón porque su hijo y su nuera, que  habían llegado de Holanda, intentaban robarle una joya familiar de gran valor. Ellos murieron envenenados porque se habían bebido un veneno, el que ella misma les preparó en su casa antes de subir al tren. Un hombre, que estaba sentado aparentemente lejos, al fondo del vagón, escuchó lo que le relataba la rica mujer a un joven escritor que pretendía escribir una novela sobre el robo de una joya, una presea, y se acercó a ellos, apuñalando a la mujer sin piedad. El joven, cegado también por la ambición y en su defensa le propinó un golpe mortal al hombre y lo dejó sentado con la cabeza apoyada en el cristal, su sangre, roja como la joya deseada por todos. Finalmente, el joven se sentó y se quitó la vida pegándose un tiro. 

18 comentarios:

  1. Hola Montse , vaya viajecito ..... Un autentico cuento de terror , me a gustado mucho.
    Te deseo una feliz semana , y feliz Halloween , besos de flor.

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    1. Sí, un viaje muy macabro que me alegra que te haya gustado.
      Mil besos, amiga Flor.

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  2. Comprarías galletas Birba, estan riquísimas.

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    1. No, no compré y eso que están buenísimas, mi recetario dietético no me permite comer esas cosas tan ricas.
      Muchos besos.

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  3. ¡¡Que barbaridad!! ¿Se salvó el revisor de la masacre? ¿Y el maquinista? ¿O se estrelló el tren?
    Las fotos preciosas.
    Saludos.

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    1. Pocos, pocos son los que se han librado de tanta matanza.
      Muchos besos!

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  4. Boa tarde. Obrigado pela visita e carinho. Bom final de semana com muita paz e saúde. Gostaria de um dia ter a experiência de viajar num trem igual a esse.

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    1. Amigo Luiz, yo no creo que te gustara viajar en ese tren, pero entiendo que para tí leer en otro idioma es complicado y te refieres a la foto de la estación, la primera y la última.
      Mil besos.

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  5. Hola Montse, bueno, un relato al más puro estilo de Hitchook, ahora eres la "Maga del Suspense". ..
    No me subiría a ese tren ni por 7 cortijos
    Pero como trama, lo has conseguido.
    Buenas fotos.
    Besos.

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    1. Yo tampoco me subiría, jeje.
      La culpa la tiene mi afición a las pelis de Hitchook, que por cierto tiene una titulada "Extraños en un tren" y a las novelas de Agatha Christie como "Asesinato en el Orient Exprés"
      Besitos.

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  6. Leídos y visto las pelis. En "JUEVEANDO", (etiqueta), hice una entrada sobre Hitchook, Había que describir escenas de cine ¡Ofú! Cuando tenía más tiempo que ahora.
    Coincidimos en esto, comadre.
    Besotes.

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    1. Compartimos muchos gustos y aficiones ¡incluso eso de que antes teníamos más tiempo!
      Besitos.

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  7. Estupendo relato Montse y las fotos que lo acompañan también lo son. Un relato realmente terrorífico.
    Un abrazo

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    1. Mil gracias, Fernando, me alegra que te haya gustado el relato y las fotos.
      Muchos besos.

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