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12/11/15

Con mis elefantes a cuestas


Los elefantes de mi memoria no ven bien, sus ojos están en los laterales de la cabeza, de modo que no ven más allá de sus narices.
Aunque parezca mentira, saben bucear ¡y lo hacen muy bien! siempre y cuando haya agua en cantidad suficiente para poder sumergirse, que no es el caso, porque aquí y ahora, todo está seco y estéril.
Las cosas pequeñas o las que se muevan con rapidez les asustan y les hace estar inquietos, así que les encomendé una tarea. Ellos se encargan de mis recuerdos, acumulan todo lo que he vivido, que es mucho dada mi longevidad y lo van anotando en posits de colores, que cuidadosamente cuelgan en las ramas de los árboles.

Algunos de esos posits han sido devorados por los ciervos, los pobres son tan tontos y están tan ávidos, que los han confundido con frutos ¡ignorantes, os habéis comido mis recuerdos como si fueran cerezas! les grito ¿y ahora cómo escribo yo mis memorias?.
Uno levanta la cabeza, me mira y luego se esconde en el sotobosque, el otro ni se inmuta. ¡No sé por qué acarreo a tanto inútil!

Me da rabia, porque me he esforzado mucho en la vida, he trabajado mucho y recorrido un largo camino para llegar hasta aquí, a esta explanada árida sin alimento ni cobijo, este rincón hipotético, plano, turbio y estúpido en donde anidan las turbonadas y en donde me aguardan laberintos de inmensos vacíos esparcidos, para dejarme la mitad del equipaje en el camino. De nada sirve el pasado si no lo podemos recordar.

Lo paradójico es que los llevo a todos en el caparazón, a mis elefantes de la memoria y a los come-posits. También llevo al mundo, ese escudo de gran peso que se mueve solo y se adapta a lo que sea, mi mundo irracional e irreal, irónico e idílico, absurdo y natural, llenito de mariposas.

Con escasez de todo y una sonrisa, sin poder saltar ni trotar, pasito a pasito, con ese sosiego que te da la experiencia, la piel gastada y el pico cerrado, he realizado mi viaje a través de las fuertes corrientes de caudalosos ríos para llegar a la meta ¡llegar al mar! ese mar que es calma y recompensa de tan arduo esfuerzo, ese mar que no veo aún.

El cielo ennegrece, el futuro es túrbido.
Ante mi no hay nada, no hay nadie que me regañe por haber sido paciente, nada que me impida defender la tierra que sostengo, nadie que interrumpa el último baño o que pretenda, viéndome tímida e inofensiva, convertirme en su mascota.
Y debería haber alguien aquí, para darme la bienvenida o el adiós definitivo. Debería, pero no. Cuento sólo con mis propias fuerzas, por eso, con mis elefantes a cuestas, cavaré en la arena y esperaré un mañana iluminado.

4 comentarios:

  1. Me encanta la foto, es muy imaginativa. Pero lo que más me gusta es tu relato metáfora (o parábola). Así, como tú la describes es la vida Montse. Un largo camino hacia una meta que nunca llega, y en el que cargas con recuerdos, con inútiles, y con toda la fauna y flora que nos rodea.
    Aunque igual no he cogido bien el mensaje. El caso es que aún siendo un loco, tonto o cualquier otra cosa, me encanta tu relato.

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    1. Reconozco que fue la foto la que me inspiró, me dio las primeras palabras que luego fueron fluyendo, es una foto o montaje fotográfico muy sugerente.
      Has captado el mensaje, Hit, lo has captado a la perfección y eso me encanta ya que de poco sirve escribir si nadie te puede interpretar, así que gracias :)
      Feliz fin de semana y un besazo.

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  2. Oye, Montse, este relato es una maravilla. Me ha dejado una sensación mezcla de amargura y esperanza.
    Seguir adelante sin dejar a las fuerzas flaquear, con constancia a pesar de esos lastres que muchas veces no sabemos o no podemos soltar.

    "pasito a pasito, con ese sosiego que te da la experiencia, la piel gastada y el pico cerrado"

    Te felicito. Me ha encantado!

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    1. Me has emocionado, JuanRa, es como si hubieras mirado en mi interior y lo describieras con palabras. El escrito es metafórico y define lo que siento, esa sensación de amargura y esperanza, porque detrás de mi sonrisa hay flaquezas y esas son las que brotan convertidas en palabras. Todos llevamos elefantes a cuestas de nuestro mundo.
      Muchos besos y buen fin de semana.

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