En Cadaqués, en el paseo de su bahía, encontré este homenaje a "La Lidia de Cadaqués" una humilde pescadora que fue musa inspiradora de dos grandes genios, Eugeni d'Ors y Salvador Dalí y conoció a García Lorca, Picasso y Puig i Cadafalch.
Hija, esposa y madre de pescadores, Lidia Noguer Sabà, pasó su vida obsesionada por la figura y la obra de Eugeni d'Ors. Fascinada por el joven dandi y por el mundo que representaba, tan alejado del suyo, la convirtió en una erotómana paranoica en donde su interpretación de los textos de las "Glosas" d'Ors iban dirigidos a ella de forma etimológica y la llevaron a la convicción de que era ella la Teresa, el personaje ficticio de la obra "La ben plantada".
Su historia es increíble, tanto, que os la voy a contar desde el principio.
Lidia nació en Cadaqués, el 30 de Mayo de 1866, su padre Baldiri Noguer era pescador y su madre Dolors Sabà, era conocida como La Sabana y se la consideraba una bruja capaz de dominar los fenómenos atmosféricos y hechizar a los jóvenes. Se casó con Ferran Costa, en Marzo de 1890 y tuvo dos hijos varones, Benvingut y Honori.
Su hermana Valentina, un año menor y ella no fueron escolarizadas, sin embargo ella aprendió a leer y escribir por iniciativa propia, siendo ya mayor. Cuando sus hijos ya salían a pescar y la economía familiar era mejor, hacía las cuentas de la pesca, a su manera, en una libreta que llamaba "El diario del siglo"y dedicaba horas a su gran pasión, la lectura, de una revista satírica de la época.
Josep Pla cuenta en su obra "Un viatge frustrat" que el médico de Cadaqués recibió una carta de su colega Ors pidiéndole que buscara una casa particular para alojar a su hijo, Eugeni, que iría a pasar una temporada en Cadaqués para reponerse de su delicada salud, acompañado por un amigo, Jacint Grau. Ambos jóvenes llegaron a Cadaqués en Junio de 1904 y se alojaron en la casa de Lidia.
Jacint Grau tenía 28 años y Eugeni tenía 24, a ambos el destino les deparaba caminos diferentes, pero aquel verano competieron inquietudes y las excelencias culinarias de Lidia que era una mujer robusta de 38 años y mirada expresiva. Ella quedó fascinada desde el principio por Eugeni, tanto por su atractivo físico como por sus maneras, sofisticadas y elegantes que ella nunca había visto antes. Tenerlos en su casa le daba la oportunidad de escuchar sus conversaciones intelectuales y de hojear los libros que habían traído, aunque apenas los entendía, como el de Nietzsche en alemán e incluso leer las cuartillas escritas que encontraba al limpiar. Más inclinada a la poesía de Eugeni que, según dijo después Salvador Dalí, era algo a lo que ella tenía especial predisposición, que a la literatura de Jacint, no es extraño que se enamorada del joven que le había abierto un mundo.
Sus dos hijos y su marido, eran de poco hablar pero entendían que algo estaba pasando en su casa. Lidia se iniciaba en el mundo de la metáfora y les hablaba de que había descubierto un secreto, el secreto d'Ors, que no podía explicar porque era inexplicable.
Estudio para "La miel es más dulce que la sangre" de Salvador Dalí (1927 aprox) - Foto de Internet |
Una tarde los hijos de Lidia salieron a pescar acompañados por Eugeni que quería experimentar un acontecimiento bucólico en el mar, algo que no sucedió, porque al cabo de una hora se sintió mareado y pidió volver, pero no obtuvo respuesta y su travesía nocturna fue infierno. Al regresar, la reprimenda fue para los hijos y el consuelo para Eugeni. "La miel es más dulce que la sangre" fue su frase en aquel momento y que dio título, años después, a una obra de Dalí, cuyo original está en paradero desconocido.
A primeros de Octubre de 1904 ambos jóvenes se marcharon de Cadaqués, despidiéndose con un "hasta el año que viene" de forma educada que Lidia interpretó al pie de la letra y los esperó cada año inútilmente ya que no volvió a ver a ninguno de los dos nunca más.
Eugeni d'Ors publicó su glosario, o lo que es lo mismo sus aclaraciones sobre el significado un un texto, el 1 de Enero de 1906 a través de "La Veu de Catalunya", un trabajo periodístico sobre la actualidad del país que pronto alcanzó enorme éxito y fue cuando adoptó el seudónimo de "Xènius" una mezcla de su nombre y la palabra genio.
Lidia, asidua lectora del "Glosario" acudía cada día a la barbería, leía la glosa, sabiendo que tras el seudónimo se escondía su adorado, Eugeni al que esperaba con ansiedad y cuya habitación no había alquilado a nadie más, y adivinaba el enigma que se escondía en cada una de ellas. Realizada su lectura interpretativa del "Glosario" de forma pública, con los recortes de periódico con los que envolvía la cesta del pescado, en las casas de las familias acomodadas en donde los vendía, que era en donde ella creía las podían entender. En una de esas casas, la del notario Dalí de Figueras, sus lecturas despertarían la imaginación de Salvador Dalí, un niño entonces, y años después, Lidia llegó a participar en tertulias y reuniones con el pintor y su grupo de amigos.
Hasta llegar, en Agosto de 1911 a las llamadas glosas de "La Ben plantada".
(Continuará...)
Ansiosa por saber mas sobre la Lidia de Cadaqués, parece que fue una mujer excepcional.Las fotos son maravillosas, lo mismo que el pueblo tan mediterráneo y tan marinero. Precioso
ResponderEliminarSaludos Montse
:D
Ví esa escultura de la Lidia en Cadaqués y a mi vuelta empecé a interesarme por saber quién era y su apasionante historia ya que sin duda fue una gran mujer, con inquietudes culturales que se adelantaban a su época y condición.
EliminarMe alegro que te gusten las fotos!
Besitos, guapa.
Qué gran historia. Me ha gustado mucho. Gracias por compartirla.
ResponderEliminarUn beso
Oleeeeeeé!! Ya tenía ganas de verte por aquí, Pixel.
EliminarLa segunda parte de la historia de la Lidia, el próximo jueves ¡mira que te pongo salta si no vienes, jaja!
Besitos.
¡ Es precioso ! Besos.
ResponderEliminarGracias guapa!!
EliminarMuchos besos.
Bonita historia. Y la silueta que se adivina por la escultura es muy sugerente. Porque se me adelantó Eugeni que sino cambio la Historia. XD
ResponderEliminarLa historia es real y a la auténtica Lidia la verás el jueves, en la segunda parte.
EliminarOstras, no conocía yo tu faceta de conquistador veraniego de señoritas, bien callado lo tenías pillín ¡Huyuyuiiii! jaja.
Muchos besos, Hit :)
Una historia bonita pero con regusto amargo, siempre le esperó a pesar de todo. Una mujer con carácter esta Lidia de Cadaqués. Qué lugar más precioso, me ha encantado asomarme a este lugar aunque sea en fotos.
ResponderEliminarUn saludo Montse.
:)
Raquel, esta mujer, no amada ni valorada, algunos la llamaban loca, otros bruja, pero más bien creo que fue consecuente consigo misma y que luchó contra viento y marea por aquello que creía, para mí digna de admiración.
EliminarEl lugar es increíble y podrás ver más y saber más el próximo jueves ¡no te lo pierdas!
Muchos besos.