La Lidia de Cadaqués (2)

Escultura  "La Ben Plantada" de Eloïsa Cerdán en el Turó Parc de Barcelona

Las glosas de "La Ben Plantada" hablan de una mujer, un ideal femenino a partir del cual Xènius (Eugeni d'Ors) iba retratando magistralmente lo que para él debía de ser el nuevo universo emergente del nacionalismo cultural catalán. Glosa tras glosa va recreando el personaje, Teresa, su forma de hablar, de caminar, su modo de vestir, como se pasea a la orilla del mar y juega con las olas y como el viento agita sus cabellos, una mujer ideal que personifica la cultura y el alma del país. En 1912 las glosas fueron publicadas en un sólo libro, quedando como la obra de mayor reconocimiento de Eugeni d'Ors.

Lidia llega a la convicción de que ella es Teresa. Recuerda como los dos jóvenes, Jacint i Eugeni, dijeron en más de una ocasión "Mirim la Lidia, que ben plantada que és" y sigue esperando su regreso a pesar de que ya han pasado siete años. Comienza a hacerse llamar Teresa y después habla de su secreto, ese que no puede compartir, ante un público asustado que la trata de loca a lo que ella responde que no es que se llame Teresa, es que lo es. 

Le escribió a Eugeni muchísimas cartas, con el mejor papel que había en el estanco de Cadaqués y que nunca obtuvieron respuesta pero que ella creía que eran respondidas a través de los glosarios que seguía leyendo. En ellas explicaba "en el pueblo no me entienden y quieren quitármelo de la cabeza" refiriéndose a su obsesión.

Murió en un incendio la madre de su marido Ferran y les acusaron de haberlo provocado a base de conjuros de bruja, dados los antecedentes de su familia. Era Sabana y además había perdido la cabeza por un señorito barcelonés, esas eran las murmuraciones que acabaron con la vida de Ferran que se suicidó en Julio de 1916 incapaz de soportarlas. Sus hijos también se alejaron de ella, pasaban días  y meses embarcados o atracados en Portlligat y acabaron, intentando encontrar un valioso mineral en Cap de Creus que los desquició, encerrados en un manicomio.

Casa Museo de Salvador Dalí en Portlligat 

La Semana Santa de 1925, F.G.Lorca visita Cadaqués como invitado de la familia Dalí. Las gentes del lugar recuerdan esa visita y las largas conversaciones que mantenían Salvador Dalí, Lorca y Lidia, para ella un reconocimiento a la certeza de su historia y para ellos la percepción singular que ella hacía de sus obras.

Existe una fotografía de 1926 de Dalí fumando en pipa y flanqueado por dos mujeres maduras, Lidia y una a la que llamaban Patum pero que se llamaba Filomena, que éste le envía a Lorca escribiendo "A F.G.Lorca que está en el secreto" y una carta que Lidia le había escrito a él en la que hablaba sobre la fotografía.

"Le participo que estaba usted en medio de la cultura o sea folosofía catalana, a la derecha tenía a Filosofía y a la izquierda a la mujer catalana, estaba usted bien acompañado"

En estas letras quiere decir que una era Filomena y otra ella, la Ben Plantada, símbolo de la mujer catalana.

F.G.Lorca y S.Dalí en Portlligat - Foto de Internet

Lorca escribió una carta a la hermana de Dalí, diciéndole: Lo de Lidia es encantador, tengo su foto encima del piano. Xènius dice que tiene la locura de Don Quijote, pero se equivoca, Cervantes dice de su héroe que se le secó el cerebro, su locura es visionaria, abstracta, sin imágenes. La locura de Lidia es húmeda, suave, llena de gaviotas, una locura plástica. En su casa de Granada había un piano y sobre él una fotografía, esa fotografía, con unas letras del poeta : Lidia de Cadaqués (Teresa) la bien plantada.

Lidia y S.Dalí - Foto de Salvador Dalí org.

En 1943 la familia Dalí ingresó a Lidia en un asilo de Girona, seguía pidiendo papel para escribir y el periódico para leer, fue la Ben Plantada hasta el final. Murió el 30 de Diciembre de 1946.

Eugeni d'Ors volvió a Cadaqués en Septiembre de 1953, cincuenta años después de aquel verano de 1904, se acompañaba de un bastón pero se mantenía elegante como siempre. Habló con la gente del pueblo, se interesó por conocer todos los detalles sobre Lidia, revivir los escenarios y recopilar todos los recuerdos sobre ella. Se reunió con Dalí en Portlligat y ambos decidieron que ella merecía una crónica. El libro, La verdadera historia de Lidia de Cadaqués, se publicó en 1954, escrito por Ors y con ilustraciones de Dalí.