Este verano visitamos Argentona durante la "Fira del càntir" y aprovechamos para darnos un paseo por esta población, llegando hasta la Iglesia parroquial de Sant Julià, construída entre 1515 y 1539 de estilo gótico tardío. Consta de una planta de cruz latina, con una nace central y dos laterales y un campanario cuadrado.
No es de extrañar que una construcción tan antigua haya tenido diversas restauraciones, pero sí que sus gárgolas fueran tan modernas y divertidas, teniendo en cuenta que las gárgolas, durante la arquitectura de la edad media y dentro del estilo gótico, eran siempre figuras grotescas y monstruosas, con demonios y animales horribles que se suponía protegían el templo y asustaban a los pecadores.
¿Y cómo es que hay cuatro gárgolas tan nuevas y simpáticas?
El dragón, que se nota es de reciente construcción, no asusta ni a un niño.
El burro con sus gafas de aviador es graciosísimo y además está sonriendo.
Muy moderno me pareció a mi este saltamontes.
El gallo completa la colección de gárgolas divertidas.
Como soy muy curiosa, me dió por averiguar a qué se debía y de cuando eran esas gárgolas y aquí os lo cuento:
Por lo visto a finales del siglo XIX, gracias al descubrimiento de aguas minerales y medicinales en manantiales cercanos a la población de Argentona, ésta tomó renombre y se convirtió en un importante centro de veraneo. Gracias a este impulso económico y social, en 1897 se restauró la Iglesia de Sant Julià y el gran arquitecto modernista Puig i Cadafalch, que también veraneaba, allí fue el encargado de hacerlo, añadiendo, entre otras reformas, nueve gárgolas góticas que representaban otros tantos animales monstruosos. ¡Me habría encantado verlas!
Esas esculturas, muy deterioradas por el paso del tiempo, fueron sustituidas hace poco tiempo, entre 2008-2011 aproximadamente, por las que hay en la actualidad.
¡Vaya, todo tiene siempre una buena explicación!
La mas encantadora es la del burrito con las gafas de aviador, pero como no es muy gótico no sé yo si con esa pinta espantará a muchos pecadores...
ResponderEliminarEl sitio precioso y el color de la piedra una maravilla, se nota el mimo con el que han cuidado a esta iglesia.
Saludos!!
:D
La del burrito es también la que más me gustó, está super simpático, no asusta ná de ná.
EliminarEn cuanto al color de la piedra yo creo que es porque las dos últimas del grillo y el gallo son muy nuevas, ya veremos como quedan de aquí a una década ¡Huy, qué mala soy, jaja!
Muchos besos y buen finde.
El saltamontes me gusta, pero el burro mola mogollón. Quizás sea por corporativismo. :P
ResponderEliminar¿Corporativismo? ¡ay, qué cosas tienes, jaja!
EliminarUn abrazo.
Son divertidas y agradables de ver, sin duda, pero ¿no parecen estar fuera de lugar en la antigüedad de esta construcción?
ResponderEliminarEn cualquier caso, siempre mejor estas gárgolas que algo irreconocible por el paso del tiempo :)
¡Te he pillao, JuanRa! no te has leído el texto... las gárgolas, en especial las dos últimas del saltamontes y del gallo son de hace tres años ¡nuevísimas para ser de esa construcción! por eso me parecieron tan raras.
EliminarBesitos, diablillo.
Qué reportaje más curioso, Montse y divertido, jejeje. Como estas gárgolas no he visto nada igual ni mejor.
ResponderEliminarUn beso
Sí, son muy raras estas gárgolas, jeje.
EliminarBesitos.
No, claro que lo había leído bien, no me cuestionaba lo nuevas que se ven sino por qué habrán querido acoplar esas gárgolas tan modernas en ese edificio tan antiguo. Están muy graciosas pero el resultado final, por su anacronismo, me desconcierta.
ResponderEliminar¡Huy, entonces no te entendí bien! y tienes razón, no tiene mucho sentido poner unas gárgolas modernas.
EliminarBesitos.