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17/12/14

La bola de nieve


El año pasado os hablé de unas cuantas buenas razones para amar la Navidad con esta foto y comentaba que os contaría su historia. Ya ni me acordaba, hasta que la saqué el otro día de la caja de adornos, así que aquí va...

Resulta difícil explicar los pequeños e íntimos sentimientos, pero lo intentaré.

Cuando era pequeña, por estas fechas cercanas a Navidad, en casa teníamos la costumbre ir de paseo a ver las lujosas tiendas de Barcelona, aquellas que ofrecían unos escaparates impresionantes y unos artículos extraordinarios que no se veían habitualmente. Hay que tener en cuenta que entonces no había muchos hogares con tele, ni con coche, ni con casi nada, así que yo me quedaba embobada viendo todas aquellas maravillas y, entre todas ellas, lo que más me gustaba eran esas bolas de cristal con un casita dentro o un Papá Noel que, al girarlas, hacía que nevara en su interior.

Visto ahora reconozco que parece una tontería, pero entonces, allá por los sesenta, para una niña de 5 o 6 años, era una bola de nieve casi mágica y desde entonces siempre quise tener una, para hacerla girar una y mil veces, un deseo que jamás conté a nadie y que con el paseo del tiempo llegué a olvidar.

Fue hace tan sólo un par de años que un día mi hermana me trajo un regalo de cumpleaños diciendo: Te podrá parecer una bobada y no sé si te gustará, pero te he comprado esto para adornar la casa en Navidad y cual fue mi sorpresa al abrir la caja y encontrarme con esta bola de nieve ¡vamos, como una niña que acaba de ver cumplido un deseo!

De pronto se amontonaron en mi mente éste y unos cuantos recuerdos infantiles más, me acordé de mamá y de papá que ya no están conmigo, de lo felices que éramos, de lo rápido que ha pasado el tiempo, de las cosas sencillas que disfrutábamos juntos, de las Navidades de entonces... 

Todo vuelto boca abajo y la nieve cayendo dentro de la bola, hasta que llega al fondo y deja de nevar y te das cuenta de que aquella familia se desvanece por completo si no eres capaz de darle la vuelta a la bola, una en la que yo soy la madre y llevo a mi niña a mirar los escaparates de las tiendas de la ciudad, junto al papá y ella se queda mirando vete a saber qué y sueña para adentro algo que no me contará, mientras la nieve cae dentro de la bola.

La bola de nieve no es mágica, la magia la tienes tú.

12 comentarios:

  1. Me encantan las bolas de cristal, igual que a mi madre y aunque sea pequeñas las compro.
    Besos y abrazos con mucho cariño, que pases una Mágica Navidad. TQM

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    1. Mi querida Gaby, ya sé que tienes esa facultad para disfrutar con las pequeñas cosas y compartirlas con los demás. Me sabe mal que no sigas con el blog, te echo de menos y eso que nos hemos ido siguiendo en facebook, pero no es lo mismo, es frío eso del rápido "me gusta".
      Te deseo toda la magia de la Navidad a tí y a tu encantadora familia.
      Mil besos, yo también te quiero.

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  2. Que recuerdos tan lindos yo también los tengo parecidos, somos de aquella época. Besos.

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    1. Sí, somos de la misma edad, de ese tiempo en que no había internet ni ná.
      Mil besos, Teresa.

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  3. Precioso mensaje Montse, la magia está en nosotros, y como dices la vida es una bola, a veces hay que darle la vuelta para que la nieve siga cayendo. Tu entrada me ha puesto nostálgica, en Navidad no sé si le pasa a todo el mundo pero pensamos mas en aquellos que ya no están a nuestro lado.
    Un abrazo grande guapa
    :)

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    1. Sí, Ana, en Navidad se echa mucho de menos a los que ya no están, pero aún así hay que seguir haciendo que caiga la nieve para los que sí están e incluso para nosotros mismos.
      ¡Ufff, yo me pongo super melancólica en estos días!
      Un beso y un abrazo inmenso, guapa.

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  4. Me dejas con una sonrisa emocionada, Montse. Un texto precioso, y esos recuerdos encierran siempre tanto amor que consiguen mitigar la pena de las ausencias.
    Te propongo una cosa, a ver si te apetece: al final del post, otra foto de esa bola de nieve pero en plena nevada, para que no desaparezca nunca. :)

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    1. JuanRa, los recuerdos tienen eso, que nos emocionan a nosotros y a los demás y más cuando se trata de recordar personas muy queridas.
      La foto de la bola con la nieve cayendo la hice tropecientas mil veces ¡ni te lo imaginas! y es que no hay forma, o yo no sé hacerlo, de captar el movimiento y que la imagen quede chula y como soy muy cabezona... ¡venga, me pongo este finde a ver si me sale!
      Besitos.

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  5. Qué bonita historia nos has contado, Montse. Y encima no una historia cualquiera sino tu historia. Me alegra que tu sueño se haya hecho realidad.

    Un fuerte abrazo.

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    1. Las historias auténticas siempre nos llegan, al igual que los sueños, nunca hay que dejar de soñar porque así acaban por cumplirse :)
      Mil besos.

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  6. Recuerdo que hace unos años en Pisa, un amigo dijo mira que cantidad de bolas con la torre dentro nevando, no sé cómo puede comprar esto la gente. Aún la tengo en casa.
    Me ha encantado el detalle de tu hermana. Te conoce muy bien.
    Mantén la bola de tu vida siempre nevando. La ilusión y los recuerdos no deben perderse.

    Besos

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