Amigos y seguidores

29/11/12

Una historia al revés

Foto mía!!  con retoques del color


Era un día nublado y gris, de esos en los que parece que está a punto de llover pero que al final no llueve, de esos días que yo llamo color plomo, aburridos y tristes que predisponen a la melancolía. Sin embargo, yo me sentía feliz. 

Había recibido su carta aquella misma mañana. Era un escrito largo de cuatro folios cargado de emociones, de las que me sentí contagiada, porque ella sabía escribir con la misma pasión con la que hablaba, utilizando palabras tan certeras como flechas que apuntaban directamente al corazón y que nunca dejaban indiferente, ya estuvieran cargadas de amor o del más cruel de los venenos. 
Me decía que ahora le iba todo bien, pero que lo había pasado muy mal al principio y a grandes rasgos me relataba sus experiencias, la gente que había conocido y los lugares que había visitado. 
En cada frase, en cada párrafo que leía encontraba un motivo para adorarla o para compadecerla. Siempre habíamos estado muy unidas y todo lo que le sucediera a ella era importante para mi. 
Finalizaba su carta con lo que yo más ansiaba saber, diciñendome que me quería y que me había echado de menos. 

Salté de alegría y lloré de felicidad  todo al mismo tiempo y cuando conseguí recomponerme y enjuagarme las lágrimas, sentí la irrefrenable necesidad de ir allí, de volver al lugar de nuestra despedida. Quería recordar aquel preciso momento que nuestras vidas se separaron, después de tanto tiempo, porque ¿cuánto tiempo habría pasado? un año o año y medio, o tal vez más. Sí, seguro que hacia más tiempo. 

Y ahora estaba allí, en aquel rincón del bosque, lejos del pueblo y de las miradas curiosas, apartado varios metros de la carretera al que se accedía sin esfuerzo a través de la vegetación, un lugar incierto en medio de la nada, dispuesta despojarme del dolor y la tristeza que me habían acompañado durante todo ese tiempo de su silencio. 
El paisaje era tal y como lo recordaba, o casi, porque el caminito por donde ella desapareció aquella tarde, ahora me parecía mucho más estrecho y lúgubre. 
Era primavera entonces, el bosquecillo se veía alegre y luminoso, no como ahora que los árboles empezaban a perder sus hojas y alfombraban el suelo amontonándolas bajo sus pies. 
Aquella tarde, la última vez que la vi, la luz del sol se filtraba por entre el verde de las hojas y proyectaba una claridad casi mágica que hacía que sus cabellos parecieran de oro y su sencillo vestido una gasa traslúcida. Estaba tan bella que parecía una diosa y ella era consciente de ello, es más, seguramente había elegido ese momento y ese lugar para que así fuera, porque, conociéndola como la conocía, tan cuidadosa en los detalles, esas sutilezas eran para ella parte del su juego de deslumbrar, sorprender o incluso escandalizar.

Después de abrazarnos, ella suavemente, yo con más fuerza, aferrándome a su cuerpo para no dejarla escapar, me sonrió y se alejó lentamente por el caminillo de tierra que se dibujaba entre la maleza y el verde de los frondosos árboles, hasta que el camino se veía convertido en una línea indefinida y ella en un puntito diminuto al final. Sólo una vez se volvió para lanzarme un último saludo con la mano, esa mano suya de suave piel tan delgada y fría y una pálida sonrisa que más que verla la adivinaba en la distancia. 
Y me quedé sin ella, entonces pensé que para siempre.
¡Oh, Dios mío, cuánto la he echado de menos!


Continuará...

10 comentarios:

  1. En los paisajes también residen nuestras emociones.
    Saludos, Montse.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Javier, siempre das en el clavo y si me lo permites yo añadiría que hay una canción ligada a un momento, a una emoción.

      un abrazo.

      Eliminar
  2. He de decir que he encontrado muy hermosa la narración, y que espero con ganas la continuación que anuncias.

    Y la foto... me quito el sombrero :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso, eso, me gusta crear intriga, jaja y también sorprenderos.

      Gracias por lo de la foto!!

      Besitos.

      Eliminar
  3. La fotografia, preciosa y el relato con un aire muy dulce. Yo, quizá equivocadamente, he querido ver en esa dama misteriosa a alguien muy querido por ti.. Esperaré el desenlace.

    UN beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En mis escritos trato de inventar tanto las situaciones como los personajes, pero se dice que siempre hay algo de uno mismo en todo aquello que se relata, así que es posible.

      Mil besos, Myra.

      Eliminar
  4. Si es un cuento al revés ¿-quiere decir que es la parte final?
    Pues me ha gustado mucho. ¿Por qué te gusta tanto hacerme un lío?
    Anda, que como no sea el final.....

    Besos y feliz fin de semana a tod@s

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En mi afán por enredarlo todo y volveros locos, pues sí, esto es el final y más adelante vendrá el principio.
      Nada, que una no puede evitar ser así de malilla, jeje

      Un beso muy gordo :)

      Eliminar
  5. Una carta, lo que puede hacer una carta o unas palabras en el momento justo y cuando más lo necesitas oir, e igualmente lo que puede hacer cuando simplemente ni se dice ni se hace nada y si se dice algo es de lo más inoportuno y sin sentido.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es curioso como unas pocas palabras pueden hacer tanto o tan poco.
      Un beso.

      Eliminar

Bienvenido/a a "I SENSE BOTANIC"
Puedes decir lo que quieras siempre que sea respetuosamente.

¡Muchas gracias por dejar tu opinión!