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3/7/11

Las jirafas de Conrad VI



¿Cómo están mis niñas? me preguntó Manolo por teléfono, refiriéndose a las jirafas.
A pesar de que le contestara que estaban más contentas que unas pascuas, esa pregunta, apenas un comentario al principio de la conversación, fue la que me hizo permanecer despierto toda la noche sobre algo que ya me rondaba la cabeza.

Habían pasado unos meses, los suficientes como para empezar a despertar del sueño de mi aventura africana y darme de bruces con la puñetera realidad.

La reserva, si se podía llamar así, era un pequeño rincón en medio de la nada que Conrad intentaba mantener a flote con los pocos recursos que obtenía y financiándola con su propio dinero que, según me contó Elma, ya estaban llegando a su fin.

El y su esposa llegaron a África para trabajar en un proyecto de protección de animales en El Congo y mientras Elma estudiaba en Europa, ellos deambularon de una reserva a otra hasta que construyeron la suya propia en Huambo, justo cuando acababa de terminar la sangrienta guerra civil de Angola y se iniciaba su reconstrucción, tras haberse restablecido de nuevo el tráfico humanitario y comercial en la ciudad.

Más que una reserva de animales africanos, era un improvisado hospital de civiles heridos en los enfrentamientos de un segundo brote de guerra, entre el gobierno y el grupo independentista UNITA*, que intentaban llegar a Huambo desde las zonas rurales del país, en busca de cobijo y alimentos.

Tras atravesar aquellos tiempos difíciles y la pérdida, en un trágico accidente de avioneta, de su esposa, Conrad, se dedicó plenamente a llevar a cabo el sueño que durante años habían compartido: un lugar en donde atender a animales heridos o adoptar cachorros sin madre, aunque para ello tuviera que gastar todos sus ahorros. ¡Conmovedora historia!

Pero toda historia tiene su lado oscuro y pronto lo descubrí.

Alquilarme las jirafas para la película fue algo casual, al parecer las había llevado a Madrid para una toma publicitaria por la que había cobrado un pastonazo y cuando supo que yo las buscaba, le vino como anillo al dedo. Su secretaria, Rachel, era una sobrina suya que vivía en Madrid y que le proporcionaba contactos desde la agencia de publicidad en la que trabajaba.
Conrad subsistía con este tipo de trabajos y los safaris que organizaba para turistas, les pagaba muy poco a los empleados y gastaba los recursos económicos mayoritariamente en comida y medicina para los animales.

Elma tuvo que dejar los estudios de biología en la Universidad de Munich y venirse a Angola para ayudar a su padre como veterinaria y guía turística. Eso me indignó ¡Maldito viejo egoísta!

Cuando le pregunté el por qué, me dijo que su padre estaba muy enfermo y le quedaba poco tiempo de vida, que ese poco tiempo quería pasarlo junto a él y apoyarle en su sueño.¿Y él sabe que estás aquí sólo por eso? No, él piensa que vine para quedarme. ¿Y después, qué harás después? ¿Reanudarás tus estudios o te quedarás aquí para seguir su estúpido sueño? ¡No es un estúpido sueño! me gritó enfadada y añadió: Además, todo depende de ti.

Y, de repente, todo lo vi con claridad y, ya fuera de mis casillas, le dije gritando: ¡Así que todo ha sido una trampa! Tu padre me trajo aquí para que me quedara contigo, para sustituirle tras su muerte y asegurarse de que la reserva sigue adelante y de que tú te quedes aquí. ¡Eso no es cierto! exclamó. ¡Anda, venga, Elma! a estas alturas ya conozco bien la mentalidad de tu padre y el “tenerlo todo controlado” ¿no te das cuenta?, lo ha planeado todo desde el principio.

Elma se echó a llorar y entre gimidillos me dijo: Todo no, Toni… yo te quiero… y eso, eso no se programa de antemano… eso es auténtico.

Perdóname, Elma, es verdad, el amor es verdadero. Le dije eso para tranquilizarla mientras la estrechaba entre mis brazos, pero yo no estaba tan seguro de que un enamoramiento bajo el rojo atardecer africano, no pudiera predecirse.


Continuará ...




* Unión Nacional para la Independencia Total de Angola

5 comentarios:

  1. Qué manera de utilizar a las personas para conseguir uno sus propios sueños u objetivos, hay mucha gente así, a ver como continúa.

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  2. ¡Ay, Teresa siendo yo la escritora, cualquiera sabe! jaja.

    Mil besos aventureros.

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  3. Pixel hay gente que sabe manipular a los demás y aunque no hay que negar que es todo un arte (yo no sabría) es algo detestable.
    ¡Eso, a ver como saco a Toni de esta!

    Besos.

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  4. Bueno, yo prefiero no juzgar de antemano, prefiero saber más.

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  5. Mira, Drea me gusta eso que dices, porque a veces nos sacamos conclusiones antes de tiempo.

    Besitos, preciosa.

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