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30/12/10

Lectura del mensaje


Nunca se me ha dado bien escribir y aún así escribo esta nota, si se puede llamar así. Sé que no llegará a nadie, es más, ni siquiera sé por qué estoy haciendo algo tan absurdo, pero a veces la necesidad puede más que la razón, y yo necesito contarlo todo. Necesito aliviar la angustia que me corroe el alma y no me deja descansar ni de día ni de noche, aunque sea así, en una nota que entregaré al mar, para que mis palabras permanezcan hasta el fin de los días escondidas entre los miles de secretos que guardan sus aguas.

Fue la Sra. Matilde la causante de todos mis males, esa vieja detestable que no hacía más que meterse en mi vida hasta el punto de conseguir sacarme de mis casillas. La Sra. Matilde era mi vecina, una viuda ya entrada en años, remilgada y fisgona, que escondía una necedad perversa. Tenía dos defectos que son para mí los más insoportables: mirar a través de las cortinas y hacer preguntas.

Alquilé una casa cerca de la playa para disfrutar de cierta tranquilidad. Desde que estaba allí, en aquel pueblo de la costa, había tenido dos o tres aventuras con mujeres, nada especial, pero que llamaron la atención de mi vecina, quien se apresuró a divulgar por todo el pueblo aquellas relaciones con todo lujo de detalles, algunos de los cuales ni yo mismo recordaba con exactitud. Mi fama de aventurero corrió como la espuma y las mujeres huían de mí como de un perro apestoso.

Por aquel entonces yo había conocido a una joven, a la que le llevaba unos quince años más o menos, y que me visitaba con cierta regularidad. Le había contado a la Sra. Matilde, conociéndola, que era mi sobrina, para evitar sus preguntas y las malintencionadas conclusiones a las que pudiera llegar. Aquella relación duró muy poco, apenas dos meses. Imagino que el padre de la chica acabó por convencerla de que yo no era adecuado para ella, o tal vez conoció a un joven que acaparó su interés, el caso es que no volvió más.

No tardé en olvidarla y en volver gustoso a mi afición de correr por la playa al atardecer y a las siestas que se alargaban casi hasta esa hora. Sin embargo mi vecina no hacía más que preguntarme por mi sobrina, el por qué ya no venía, el por qué no iba yo a verla y un largo etcétera, así que yo trataba de evitarla en la medida que me era posible. Salía de casa asegurándome que ella no estuviera por allí y volvía con la misma cautela; a veces sencillamente ni salía de casa con tal de no encontrármela.

Vivir así era un suplicio y más para un hombre como yo acostumbrado a la libertad de la soltería, pero no podía hacer nada para cambiar la situación: no podía permitirme dejar el trabajo que tanto me había costado conseguir, ni dejar la casa que por su asequible alquiler me permitía vivir sin estrecheces, hasta que un día me dije ¡soy un idiota! ¿y por qué he de irme yo y no ella? Y ahí empezó todo. Podría contar cómo lo hice, pero bastará saber que día a día el simple pensamiento de que me libraría de ella me hacía feliz y saboreé gustosamente el tiempo que me llevó urdir mi plan.

Acabé con ella, así de simple. Si, dicho así es muy fuerte, pero es la verdad, yo la maté.

De eso hace ya dos semanas y desde entonces me he dado cuenta que quiero eliminar a más seres detestables y grotescos, haciéndole así un favor a la sociedad y a mí mismo. Me paso las horas observando a los habitantes del pueblo y sus comportamientos para ver si son detestables o no, les vigilo y observo y luego imagino las posibilidades que tengo de asesinarlos de forma que parezca un accidente, como hice con mi vecina.

Hace días que no puedo conciliar el sueño, no hago más que pensar en ello y creo que la idea de acabar con todas esas personas me tiene obsesionado. En mis largas noches de insomnio, durante los pocos momentos en que el cansancio me vencía y empezaba a adormilarme, he tenido unas pesadillas espantosas en las que asesinaba a tres personas más. De inmediato me despierto sobresaltado y la angustia se apodera de mí provocándome una sensación de vacío en la que todo gira alrededor ralentizado, como en una película a cámara lenta ¡Creo que me estoy volviendo loco!

Hoy por fin lo he visto claro. Me horrorizan mis pensamientos. Y por eso he tomado una decisión, firme e irrevocable: ahora que todavía dispongo de algo de cordura, antes de llegar a cometer otro crimen, antes de convertirme en un monstruo, creo que la única salida es quitarme de en medio, desaparecer para siempre, en definitiva, acabar con mi vida.

Y eso es lo que voy a hacer justo después de lanzar al mar este mensaje.

19 comentarios:

  1. me quedé con la boca abierta, MOntse¡¡¡ jajajajaja... muy bueno ¡¡¡
    besitos y feliz año¡¡¡

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  2. Yo también me he quedado sorprendida, para nada me esperaba un mensaje de tal calado, tan fuerte. Me ha gustado mucho, desde el principio hasta el final.

    En cuanto a la situación del hombre de tu historia debe de ser muy difícil de llevar unos pensamientos y unos sentimientos así.

    Muchas veces nos dejamos llevar por los reconres y odios hacia los demás que sin darnos cuenta lo que estamos consiguiendo es poner en juego nuestro bienestar, nuestra alma, al final somos nosotros mismos los que nos humdimos al desear durante tanto tiempo el mal ajeno en vez de preocuparnos o trabajar por conseguir estar cada día mejor, por mejorar, por buscar aquellos que nos hace sentir bien, por ser en definitiva felices.
    Un abrazo

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  3. Me alegro que te guste, Pilar en especial porque el escrito se sale mucho del estilo de escritura por el que me conoceis. Me intrigaba vuestra opinión tanto como a vosotros el contenido del mensaje, sabía que os iba a sorprender, lo que no sabía es si os gustaría.

    ¡Feliz año Nuevo! y muchos besos.

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  4. Pixel, contaba con sorprenderos pero dudaba si os gustaría algo tan inusual en mi escritura y en mi propia persona.
    Has sabido captar el mensaje de fondo que se esconde tras la dureza del texto y eso me ha encantado, es precisamente lo que quería transmitir: sentir odio nos hace mucho daño y solo se consigue la felicidad cuando tenemos la capacidad de librarnos de ese sentimiento negativo.

    ¡Feliz Año Nuevo!, lleno de felicidad y amor.
    Un besito.

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  5. ¡Vaya, vaya!, ¡Lo que puede contener una botella!
    Un relato que te atrapa y, si te descuidas, te deja embotellado...Y encima, el pobre hombre ha conseguido que más fisgones conozcamos su vida.

    Saludos, Montse, y feliz año nuevo.

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  6. Javier no creo que nadie escriba un mensaje para llenar una botella sino es para vaciar su alma.
    Me alegro que te guste, pero no te dejes atrapar que tenemos que cruzar el umbral de este nuevo año que comienza.

    Un beso, y muy Feliz Año Nuevo!!

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  7. Teresa supongo que no esperabas una historia así y precisamente por eso me alegro que te guste. Muchas gracias.

    Mucha felicidad y muchas ilusión para empezar el nuevo año ¡Feliz 2011!

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  8. De aquí a Psicosis!! Te veo carrera, Montse, jaja! Muy bueno.


    Muy feliz 2011!!!!!!!!!!!!! Besos

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  9. Jajaja, esa película siempre me gustó ¿por qué será?.
    Gracias, Elvira y muy feliz AÑO NUEVO!!!!

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  10. Ufff! Montse ,cuando empecé a leer...creía que la Sra. Matilde era tu vecina jaja.
    No, en serio
    Muy interesante y buen relato, engancha!.
    Menos mal que a todos no les da por "cargarse" a sus vecinas "Sras Matilde" , que haberlas hailas! jeje

    Bueno guapa y siguiendo con las botellas, aqui vengo con mi botellón para "brindar" contigo por el Nuevo Año
    FELIZ 2011!!!

    Chin-Chin Montse


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  11. bravo MOntse!!!!!!!!!!!!!! me encanta el color negrooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!
    bravísimo!

    mil besos,y feliz año*

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  12. He de confesar que también a mí me sorprendió profundamente. Vaya mensajito... El serial tuvo un giro final negrísimo y muy inesperado. Me gusta y es por ello que te felicito no solo por este sino por todo el trabajo creativo de las anteriores entregas. Excelente.

    Y ahora lo que toca es desearte un muy feliz 2011. Mis mejores deseos para el Año Nuevo, Montse.

    Besos.

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  13. Desde el primer día ya pensaba que la culpa la tenía una mujer jajaja pero no imaginaba a una vecina, más bien a una amante...
    Un final inesperado digno de una película de Chabrol, me ha gustado mucho ¡Bravo!

    Pero... jajaja, se dice que el escritor siempre desprende en sus palabras algo de su vida personal, y me queda la duda si estás más identificada con el relato del viaje de la botella o con ese final maravillosamente negro.
    Espero que no tengas a nadie en el punto de mira jajaja

    Un petó Montse, i Bon Any!!

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  14. Mª Carmen la verdad es que no voy por ahí "cargéndome" a las señoras, y mucho menos si son vecinas, jeje... es sólo un relato.
    Muchas gracias por tu brindis ¡menudo botellón el tuyo! con eso tenemos para tres meses, por lo menos.
    ¡Feliz Año!!!

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  15. Jajaja, Rayuela es un color que sienta muy bien ¿verdad?

    ¡Feliz Año 2011!

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  16. Kine ya sabía yo que os sorprendería a todos con este final!, creo que más por venir de mi que por ser "negro" y estaba deseando saber si os gustaría o no, así que me alegro que te guste.

    ¡Feliz Año Nuevo, amigo!!

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  17. En efecto, Fandestéphane, las mujeres lo complicamos (y nos lo complicamos) todo, por eso somos seres complejos y al mismo tiempo encantadores.
    Me alegro que te haya gustado y, tal y como te prometí al principio, el mensaje te sorprendería.

    Dicen que sí, que hay algo de verdad en aquello que se escribe. Desde luego, si ya me conoces, sabes que estoy más del lado de la hoja de papel que del que lo esribió, pero aún así, como todos también tengo mi "lado oscuro", jeje.. y como buena lectora de novela negra y de ciencia-ficción, no podía ser de otro modo si quería escribir algo original.
    En conjunto creo que invita a la reflexión de que el odio no lleva más que a hacer daño y sobretodo hacernos daño a nosotros mismos. Ese es el auténtico mensaje.

    ¡Feliz Año Nuevo! y un beso enorme.

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  18. Telita con el mensaje. No lo habría esperado, pero tampoco habría esperado cuando he comenzado a leerlo que tendría ese final. Lo he flipado, creo que nos has dejado a todos alucinados. Enhorabuena!

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  19. Drea, muchas gracias ¡me encanta haberte flipado!
    Supongo que lo que más te sorprende no es el final, sino el "negro" final viniendo de mí.
    La desesperación del hombe que escribió el mensaje, en su inicio, no auguraba nada bueno, por lo tanto no es tan imprevisible ese final, lo que si es "raro" es que cometiera un asesinato ¡hay, con lo que me gusta a mí Agatha Chrystie!

    Un beso, preciosa.

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