Había una vez dos pequeños ratones, Fisgón y Escurridizo, que vivían en un laberinto junto con dos hombrecillos liliputienses llamados Hem y Haw.
Su vida cotidiana en el laberinto consiste en conseguir el apreciado queso que les alimenta.
Los ratones, que no cesan de recorrer pasillos y recodos del laberinto, dan con un enorme depósito de queso, al que acuden Hem y Haw y los cuatro gozan de queso en abundancia.
Fisgón y Escurridizo salen cada día a inspeccionar el laberinto, para seguir buscando queso, ya que saben que éste, tarde o temprano, se agotará. Los liliputienses sin embargo, se quedan sin hacer nada hasta que el depósito de queso queda completamente vacio.
Los ratones, fisgando y escurriéndose por el laberinto, que está lleno de recovecos, rincones y caminos sin salida, pronto encuentran un nuevo depósito de queso mucho más grande y con queso más sabroso.
Hem y Haw, al ver que sus compañeros no aparecen y muertos de hambre empiezan a desesperarse.
Cansado de esperar y superando sus miedos, Haw se decide a explorar el laberinto, pero Hem no quiere acompañarle. Encuentra algunos trozos de queso allí y allá y también un depósito, pero está vacio y se reprocha que si huviera llegado antes habría encontrado algo de queso, así que sigue buscando día tras día. Lleva queso a su amigo Hem y le propone que le acompañe, pero este se niega a comer ningún otro queso que no sea el de su depósito.
Un día, al fin, encuentra un depósito lleno de queso y a los ratoncillos comiendo felizmente de él. Comprende que si antes de quedarse sin queso huviera ido a buscarlo, como hicieron ellos, no habría pasado hambre.
Pensó en volver a buscar a Hem, pero desistió, tal vez su amigo debía encontrar el queso por sí mismo.
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Esta parábola nos viene a decir que todo cambia, que las cosas que hacemos hoy mañana ya han quedado obsoletas y hemos de avanzar con los tiempos.
El queso representa todo aquello que deseamos, felicidad, amor, trabajo.. y el laberinto las dificultades que la vida real nos presenta. Los cuatro personajes, al igual que nosotros, tienen aptitudes diferentes para afrontar los cambios y las adversidades, tanto en el ámbito profesional como en la vida.
Este libro, escrito en 1998 por Spencer Johnson, escritor y psicólogo estadounidense, fue un bestseller empesarial.
¡Que cada cual se busque su queso! Es como decir: que cada palo aguante su vela. Este refrán tiene mala fama, pero creo que si estamos sanos, debe ser así.
ResponderEliminarBesos, Montse
La felicidad no viene a llamarnos a la puerta, debemos hacer el camino. Y aún cuando la encontramos, no es eterna. Nada perdura, todo cambia y hemos de estar preparados.
ResponderEliminarBesitos
Una buena forma de contar las cosas, me gusta la historia y sobre todo la enseñanza, pues sí que es verdad que "el no se moja el culo no come peces", jejejeje
ResponderEliminarElvira, igual no he hecho bien el resumen del libro, más que eso de "que cada cual aguante si vela" (que cada uno se apañe como pueda) lo que quiere decir es que cada uno "debe encontrar su camino o su modo de adaptarse a los cambios de la vida".
ResponderEliminarSi Haw abandonó a Hem es porque éste no quería hacer nada.
Besitos!
Mercedes, eso es exactamente lo que quiere decir el libro, que hay que buscar la felicidad constantemente, ya sea adaptándose desde el principio o haciendo un gran esfuerzo.
ResponderEliminarUn beso, guapa.
Y bien cierto que es, Pixel, ese refrán que citas, jaja... Si no haces nada, no consigues nada, así que vamos a ponernos a trabajar!!
ResponderEliminarBesitos ^_^
Mi padre me decía que no esperara nada de nadie, que me lo ganara yo, pero que si alguien se portaba bien... me sorprendiera del milagro.
ResponderEliminarPero hay algo que no me cuadra... si me pongo en el lado opuesto de mi padre, tampoco esperaría nada de él... o sea que nadie ayuda a nadie.
Y hablando de quesos y ratones... yo tenía algunos ratones en el almacén y puse rateras con queso para cazarlos, pues bien, caía uno y los demás se lo comían para llegar al queso... eso es cierto, sacaba de las rateras los ratones sin culo ni patas traseras jajaja
Un besito con sabor a manchego seco
Fandestéphane, quizá tu padre quería decirte lo mismo que esta fábula, que hay que hacer las cosas por uno mismo, no porque los demás no ayuden, sino porque tiene más valor aquello que hacemos con esfuerzo y tesón mucho más que lo que nos puedan regalar, sin mérito alguno.
ResponderEliminarLa felicidad depende de nuestra propia actitud ante la vida. Ser positivo, participar en la lucha diaria, aprender, crear, motivarse por objetivos, todo contribuye a sentirse bien con uno mismo y con los demás, a ser feliz.
Curiosa anécdota de los ratones, jajaja... si es que estos roedores comne de todo. ¿Sabes que ellos siempre encuentran la salida ante el peligro, que existen desde hace más de 2 millones de años, que se orientan hasta en la más absoluta oscuridad y se adaptan a cualquier lugar con facilidad?. En definitiva, son los mejores supervivientes.
¡Ummmmm, me encanta el queso manchego! ¿qué tal si lo acompañamos con un Rioja?.
Besos con sabor a vino tinto.
Qué curioso que saques a relucir ahora este libro porque llevo unos días buscando unas fotocopias que me pasaron hace tiempo con el texto. Quería releerlas.
ResponderEliminarTú ayer me la quitaste, yo hoy te la doy. Tienes toda la razón, Montse: el que no se mueve no come; hay que saber buscarse las habichuelas. Hoy en día está muy de moda la palabra proactividad. Algo tiene que ver...
Y bueno, lo de ayer ya sabes... hay que leer entre líneas. La clave está en saber repartir el tiempo y en dedicarle a cada cosa lo suyo. Pero por supuesto que todos pa'lante con la tecnología. ¡Si yo soy el primero que trabajo con ella! Lo que pasa es que se cansa uno a veces, jeje...
Un beso. Que yo apago ya el trasto este ;-)
Kine yo hoy te doy la razón a tí, no leí bien las "entre líneas", ya que en el fondo queríamos decir lo mismo, que hay un tiempo para cada cosa. Soy muy impulsiva, es algo que siempre me ha jugado malas pasadas, y esa fue una de ellas. ¿Aceptarás mis disculpas?
ResponderEliminarEsta entrada la tenía programada, ya te lo dije y me chocó que la tuya hablara de lo que me pareció todo lo contrario.
Y es muy, pero que muy curioso, que ambos pensáramos en el mismo libro ¡por lo menos en eso estamos de acuerdo!
Un beso.
No acepto tus disculpas porque no proceden. ¡Ea, ya lo sabes!, jeje... Que por disentir con respeto nadie tiene por qué disculparse ;-)
ResponderEliminarAtenta a mi próxima entrada, Montse ─exclusiva mundial─, que hay sorpresa (ya un poco menos sorpresa porque te lo acabo de anunciar...). La semana que viene.
Un beso y buen fin de semana de desconexión.
Gracias, Kine eres un cielo!
ResponderEliminarEstaré atenta a la exclusiva, puedes estar seguro, no me pierdo yo eso por ná del mundo.
Un beso y buen fin de semana.
Hala Montse qué historia más bonita. Voy a aplicármela jeje
ResponderEliminarHola Morgana, me parece muy bien! siempre se está a tiempo de cambiar aptitudes.
ResponderEliminarUn besito :D