Tuy nos encantó. Yo, asomada a la ventana del Hotel, me quedaba boquiabierta admirando el verde de su valle ¡qué color!, cosa que no es de extrañar si ya conocéis mi afición por la naturaleza...
El verde es mi color y Tuy me ofreció todo eso y mucho más en los días que pasé allí.
No podía faltar una visita a la Catedral de Santa María, y contemplar su impresionante portada del siglo XIII, primer conjunto arquitectónico de estilo gótico en la Península Ibérica.
El edificio catedralicio tenía, a modo de conjunto fortificado cuatro torres una a cada lado y dos torreones. Y ni cortos ni perezosos, allí nos subimos para admirar el paisaje, uno en cada torreón, asomaditos al balcón.
En la fotografía aparezco como una Julietta aburrida, nada más lejos de la realidad.....
Y ahora viene lo bueno!
Ya veis que en las fotografías no se ve concurrencia de gente, por no decir que no había nadie y eso es debido a dos factores: Era un día laborable del mes de Marzo y creo que debían ser poco más de las 2 del mediodía ¡ojo con este dato, que es importante para darse cuenta de lo que nos ocurrió!
Después de visitar por dentro y por fuera la Catedral, volvimos al Claustro desandando lo andado para concluir con nuestra visita, y al llegar a la puerta que accede al interior, una puerta enorme de madera maciza.
¡Oh, no, estaba cerrada!
No podíamos salir del Claustro y nos empezó a entrar claustrofobia, nunca mejor dicho.
Yo ya estaba a punto de empezar a gritar pero Josep Mª, que no es tan histérico como yo, me lo impidió al tiempo que seguía empujando la puerta una y otra vez e intentaba buscar algún timbre o algo parecido para llamar y que nos pudieran abrir.
Fue entonces cuando nos dimos cuenta de la hora y el día.
Pasados unos diez minutos y cediendo a uno de los empujones que le dábamos, la puerta finalmente se abrió y pudimos salir ¡por fin!.
El atasco seguramente se debía simplemente a lo vetusto de la puerta.
Salimos de la Catedral riéndonos por lo que nos había ocurrido y divirtiéndonos con lo que ya sería una anécdota que contar.
"No podíamos salir del Claustro y nos empezó a entrar claustrofobia, nunca mejor dicho" Jajaja! Suerte que no ibas sola, entonces sí que te habrías asustado. Besos
ResponderEliminarEs que si llego a ir sola, Elvira, me pongo a gritar y me oyen en todo Tuy!!!
ResponderEliminar¿Te imaginas la que se huviera liado si, al acudir a mis gritos, se dan cuenta de que la puerta no está cerrada? Ja,ja..
Besos.
Pues sí que está guapo el sitio...
ResponderEliminarUnas imágenes espectaculares. Por un momento me pareció ver entre el verde, a Frodo. Abrá que ir a Tuy. Además, nunca he estado en Galicia, craso error. Un saludo
ResponderEliminarDrea, toda Galicia es una maravilla ¡a mí me encanta!
ResponderEliminarJa,ja, qué bueno.
ResponderEliminarAntonio, he tenido que enterarme de quién es Frodo... y, sí, sí, la primera foto parace el pueblo de donde salieron en busca del anillo.
¿A tí también te gusta el verde?. Pues ves a Galicia y disfrutarás de unos paisajes increibles.
Un saludo.
Yo me habría quedado tranquilo por el claustro que siempre se encuentra alguna tumbilla y alguna lápida con inscripciones muy antiguas.
ResponderEliminarA mí me dan las diez, Montse.
besos
¡Fandestéphane, lo habrías pasado bomba!
ResponderEliminarIncluso te habrían dado las doce, que sí que es verdad que estaba llenito de tumbas de piedra, de no se sabe quién (casi nunca nos fijamos)
Besitos!!
Qué preciosisdad de torreón, es mágico completamente. Me encanta cuando están así, con musgos y cosas que trepan y les otorgan ese cariz de paso de tiempo. Es como de cuento de hadas, ¿no?
ResponderEliminarJo, qué chulada. Quiero ir de viaje!!!!!!!!!!!!!!!!
Besos en la maleta
Sí, Femme, son como de cuento, de esos medievales con princesas y caballeros ¿sabes que me chiflan los castillos?, siempre que puedo estar en alguno, me subo a una torre y observo las piedras con las que lo construyeron imaginando historias medievales, je,je.
ResponderEliminar¡Pues vámonos juntas a visitar castillos!
Besitos.