Desde su magnífico lugar soleado, amplio e impoluto de carpetas y papeles, controla todo el gallinero con ese aire característico de los que se saben dueños e impone su voluntad.
Es un viejo astuto y pragmático, que resuelve con elegancia los asuntos más relevantes y deja en manos de los otros gallitos del corral los temas intranscendentes y las disputas entre gallinas.
Sin perderles ojo a unos y a otras y atento a cualquier eventualidad que pueda afectar al buen funcionamiento de su corral, por lo que ante cualquier contratiempo que no sea de su agrado tomará cartas en el asunto, imponiendo su criterio y actuando con suma diligencia.
Con sus plumas, de oro y de plata, firmará sin vacilar tu sentencia.
Pero, compañeros, el gallo no es nuestro mayor enemigo... No.
Tenemos otro elemento muchísimo más peligroso que el jefe:
La serpiente. ¿O deberíamos llamarla víbora?
Este espécimen que repta por entre las mesas de los despachos, vigila con sigilo todos y cada uno de nuestros movimientos, nos intimida con su silenciosa presencia, se enrosca en los pasillos tras las puertas y nos involucra en comentarios amistosos que después manipulará a placer.
Su lengua, cortada en dos, con sus verdades y mentiras envenena más que su mordedura letal.
Para alcanzar la rama más alta del árbol, no tendrá escrúpulos y engullirá a todo aquel que se ponga en su camino.
Y cambiará de piel, si es necesario, por lo que hoy se viste de tu amigo y mañana quién sabe.
¡Alerta, compañeros!
No descansa, siempre está al acecho y escondida a nuestras espaldas esperando el menor descuido para acabar con alguno de nosotros.
Por eso os alerto, pajarillos, porque la siento cerca, muy cerca, tanto que casi puedo sentir su fétido aliento y el olor de su veneno.
Que bien lo describes Montse, hay muchas víboras dispuestas a engullirte para llegar sólos a la meta que se han propuesto. Pero no me importaría estar indefenso y ser engullido, si mi sosiego y paz interior se asemejan a la de ese pobre pajarillo que no sabe lo que le espera.
ResponderEliminarUn beso
Ahh, no, eso sí que no!, aquí llego yo con el cañón si hace falta , y si no: pos le escupo en un ojo al bicho! pa´defender al "pajarín", que así con el pecho amarillico me recuerda a mi Juaneras ( tuve un gorrioncillo así) Así que a mi nene que ni lo toquen ...
ResponderEliminarPor lo demás...¿puedo aplaudir, Montse? puedo?
QUÉ FENOMENAL TEXTO . ME ENCANTÓ!
HAy que ver qué bien tienes puesta la antena, corcho! ASÍ ME GUSTA
Un beso enoooooorme
Que sí, que haberlas, haylas, y es bueno reconocerlas. Lo has explicado genial, Montse.
ResponderEliminarY si queréis conocer la historia de "Juaneras", os recomiendo encarecidamente que la leáis aquí:
http://jorgenunez17.blogspot.com/2009/09/femme-y-los-pajaros.html
Besos
Muy interesante y curioso. Qué historia te has montado! Nunca se me habría ocurrido!
ResponderEliminarHola Montse, en primer lugar gracias por tu visita.
ResponderEliminarCuanta razón tienes siempre hay alguna serpiente esperando el momento de soltarte el veneno que llevan.Pero intentaremos estar atentos para que esto no ocurra.
Un Abrazo.
¡Eso mismo pensé yo, Fandestéphane!, por eso quería alertar al pajarillo, para que se alzara a volar lejos del peligro.
ResponderEliminarSi se está prevenido, se puede esquivar el ataque de la víbora...jajaja!!
Besos al vuelo!
Femme, he leído tu historia con "Juaneras" gracias al enlace que ha dejado Elvira. Es una hermosa historia, me ha conmovido y me ha hecho pensar que increíble es que estando todos habitando el misma planeta, a veces, los humanos estemos tan alejados de los animales, cuando deberíamos parender de ellos.
ResponderEliminarYo, la antenilla siempre procuro llevarla "pa prevenir más que ná", que hay mucha víbora suelta por ahí...
Besicos (y otro para Juaneras & Co)
Elvira, en el mundo hay muchas "especies desagradables" con las que tenemos que convivir, por eso es bueno estar en alerta, por si acaso.
ResponderEliminarMuchas gracias por facilitarnos tan sugerente enlace. Me he quedado alucinada!!! es una historia de esas que te hacen saltar las lagrimillas de emoción y un excelente contraste que nos demuestra que también hay "especies maravillosas" con las que vivimos.
Besitos.
Muchas gracias Drea, me alegro que te haya gustado y seguramente tú habrías pensado algo parecido ante esta foto tan sugestiva.
ResponderEliminarBesitos, guapa!
Hola Carlos, visitar tu blog es un placer para mí.
ResponderEliminarYa sabemos que hay peligros que nos acechan, lo bueno es estar atentos para poder evitarlos, como cuando tienes que coger un cactus y te pones unos guantes, jejeje!!
Un beso.