IGNACI, mi amigo escultor

Ya hablé de Ignaci, un artista escultórico que hace unas composiciones extraordinarias.

Su primera obra destuvo dedicada a Yuri Gagarin y podéis verla aquí "IGNACI un escultor espacial y especial" y ahora os muestro la segunda que está dedicada, nada más y nada menos que a su suegra.
Sí, sí, a su suegra. Aunque parezca mentira, hay hombres que quieren a su suegra.

Yo, que tuve el placer de conocerla, puedo decir que era una señora encantadora, llena de energía y con una alegría contagiosa ¡y había que quererla! por eso y por haber sido una trabajadora infatigable y una mujer luchadora.

Precisamente la obra, que se titula "A la yaya", es un rendido homenaje al trabajo. El trabajo de toda una vida, llevado con alegría y fuerza y que también podría ser una dedicatoria a todas las mujeres trabajadoras.


Subida en un pedestal, como una gran dama, se alza un tubo que se sujeta al hormigón a través de anclajes y decorado con un círculo hecho con cadenas y rellenado con unas piedrecitas de tierra arcillosa.

La sujeción, que para mí significa la base de su esfuerzo encadenado de años de duro trabajo y las piedras rojizas de esta tierra catalana a donde fué a parar desde su Soria natal, es el soporte de la gran olla.

La olla, la gran protagonista de la obra, es auténtica, guardada con cariño, como se guardan las cosas que se aman, es de hierro colado y la ha suspendido con tres cadenas que se concentran en un mismo punto.

La olla en donde se cocía la carne para la elaboración, entonces artesanal, de butifarres y llonganisses, representa el alimento que sustenta el hogar y se concentra en un mismo gancho, el punto culminante, que no es otro que el lazo de unión de la familia. Un gancho sólido y consistente que sujeta todo el peso de la carga como sólo una madre sabe hacer.

Un detalle, a un lado de la base de hormigón, dos tornillos. Uno está pintado y el otro no. Uno es lo que deseas en la vida, el otro lo que te da y éste apunta al cielo, porque lo que te da es el amor real de tus seres queridos.

Para mí esta obra es lo más representativo sobre toda una vida de trabajo y amor. Desde aquí quiero felicitar a Ignaci, porque aunque él ya lo sabe, pienso que todos sus trabajos son maravillosos reflejos de la vida y felicitar a Rosa por haber tenido a una gran mujer como madre.