¡Oh, Dios mío!, ya vienen a por mí. Pensó.
Desde la cocina, en los breves instantes en que la puerta se abre y se cierra, se puede ver el bar.
Allí, en una pequeña mesa, acababa de sentarse una pareja. Manolo, el camararo, se acercó y tomó nota del pedido, luego se asomó a la puerta de la cocina y soltó la fatídica frase:
- ¡Dos cañas y una de bravas!
Había temido ese momento desde la mañana, cuando lo sacaron del saco y lo apilaron junto a otras patatas.
Pero él no era una patata, el era un patato y eso lo tranquilizó.
Se darán cuenta de que no soy una patata y no me pasará nada.
Sin embargo durante todo el día había estado viendo lo que se desencadenaba después de esa frase.
Cogían unas cuantas patatas, las mondaban y las hacían trocitos con un enorme cuchillo. Casi podía sentir en su propia carne cada uno de los cortes ¡era horrible!. Y eso no era lo peor. Después, cuando sus compañeras quedaban reducidas a pequeños gajos deformes y las partes de sus cuerpecitos quedaban mezclados unos con otros, el cocinero echaba los trozos dentro de una enorme freidora en donde el aceite bullía sin cesar. También ese momento era espeluznante. Y por último, cuando las sacaban de la freidora aún humeantes y las depositaban en un plato, tenían que soportar que las rociaran con esa salsa espesa y picante.
Y ahora le tocaba a él.
Ains, qué pavor!! Me siento mal, comí patatas con salsa alioli y barbacoa hace un ratito...
ResponderEliminarNada, tú tranquila.
ResponderEliminar¡A ver si ahora no podremos tomarnos unas patatas bravas a gusto!
... de cocina no se naa
ResponderEliminarxD inviten
¡Pero si esto no es de cocina, Kato!
ResponderEliminarEs un cuento que me he inventado para decorar la foto.
Jajajaja, ay madre!, con lo que me gustan las patatas bravas ... Creo que a partir de ahora cada vez que pida una ración me cordaré del cuento, ^_^
ResponderEliminarUn beso
A mí también me gustan un montón, por eso pensé en ellas, lo que no pensé es que ahora nos va a ser difícil tomárnoslas sin pensar.
ResponderEliminarY tanto!.... soy capaz de verlas hasta llorando y todo, pidiendo clemencia!!! jajajaja
ResponderEliminarPues, venga, a partir de ahora nos pedimos unas olivas o unos berberechos para amenizar la cervecita.
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